Tras la impresionante reforma finalizada el pasado año, este local afronta la nueva temporada estival con una cocina tradicional, aunque con un toque creativo e internacional, ejecutada por cocineros procedentes de afamados restaurantes de la zona.
La Taberna de las Quince Letras de la plaza de España de Conil abrió a mediados de julio del pasado año tras un cambio radical, que no sólo afectó al aspecto del establecimiento, sino también a su oferta gastronómica.
Lo explica el propietario, Miguel Ángel Camacho Muñoz, un empresario que se ha estrenado en hostelería con este establecimiento. Lo tiene desde hace dos o tres años, y decidió cambiar de rumbo y modernizarlo. Para ello contó con Velvet Projects Studio, que ha buscado dar carácter y calidez al ambiente y aprovechar al máximo la luz natural para conseguir un entorno alegre «y reconocible, donde los colores y formas de tradición marinera definen la esencia en un local con mucha historia», según explican en su web.
Junto al cambio físico en este local, que cuenta con sala y terraza con una capacidad total de unas 30 mesas, se ha reforzado su oferta gastronómica. Hay tapas y platos, y todos los ingredientes son, explica el propietario, «de primer calidad».
La oferta es tradicional, aunque con toques modernos y tradicionales. En tapas, se puede probar una Ensaladilla de pulpo al pimentón y crujiente de lechuga de mar, un Pollo Yakitori con mahonesa de Kimchi, un Taco de cochinilla Pi-bill, Croqueta casera de cocido con Ali-oli o un Mini mollete de chicharrones en manteca. En platos, no falta el Arroz meloso de carabineros, un Tataki de lubina ahumada con berenjenas al horno, el Calamar de potera con migas a la cochambrosa o incluso un Cangrejo Chili-Crab, entre otras especialidades que también incluyen carnes y la burger de la casa.
Al frente de la cocina está Diego Ramírez, con experiencia en otros establecimientos de la zona, como Feduchy, el Hotel Fuerte y la Venta Melchor. Junto a él, Maki Arrazola, procedente de establecimientos como La Malvaloca de Zahara de los Atunes o El Espejo de Sanlúcar, y Paco Vargas, que también ha pasado por los fogones de Feduchy y el hotel El Gran Conil.
La fórmula, indica Ramírez, está teniendo muy buena acogida por parte de los clientes.