Museo del Cortador agota rápidamente tres quesos, de ocho quilos cada uno, emborrachados con moscatel durante quince días.

 

El queso inglés Stilton, emborrachado con moscatel autóctono, ha hecho furor entre los clientes de Museo del Cortador de Chipiona.

Explica Pedro Mora, el propietario, que para este queso suele utilizarse un oporto o pedro ximénez, pero que optó por el moscatel para darle un toque más local. La base es un queso azul, de buena calidad y unos ocho kilos de peso. En él se introduce una botella por el gollete y se deja así durante quince días. Pedro indica que el también horada un poco el queso por dentro, continuando su veteado natural y lo mueve cada noche para que el líquido impregne el queso perfectamente.

El queso es un Clawson y tiene Denominación de Origen. «Su pasta es enmohecida y su sabor es consistente. Tiene una textura cremosa con vetas azules de penincillium roqueforti», mientras que el moscatel de pasas de la bodega José Mellado Martín «nos ofrece aromas extremadamente ricos, con predominio de las notas dulzonas de frutos secos tales como pasas, higos y dátiles, acompañados de aromas de miel, arrope y frutas, acentuándose con el tiempo de envejecimiento los tonos tostados (café, chocolate amargo y cacao) y regaliz», explica el establecimiento en sus redes sociales.

Así han hecho tres quesos que han volado. «A la gente le ha encantado», explica. No sólo ha vendido los tres -a 35 euros el kilo- sino que ha levantado bastante expectación en sus redes sociales, donde una foto del queso ha llegado a tener 15.000 visualizaciones.

Ahora mismo no va a hacer más quesos de este tipo por el aumento de las temperaturas: para probar el siguiente habrá que esperar a septiembre. Mientras, los queseros se pueden consolar con otros quesos que le traen de exportación, incluyendo alguno ya emborrachado, como el irlandés Cheddar Irish Porter a la cerveza negra.

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