Horno de leña, masa madre, harinas molidas a la piedra y nada de aditivos: El Horno del Abuelo Fernando ha abierto con la idea de recuperar la antigua forma de elaborar el pan.

 

«Queremos recuperar los panes y los productos que se hacían antiguamente y que se están perdiendo», asegura Laura Inglada. Junto a su marido, David Espinosa, ha abierto El Horno del Abuelo Fernando en la calle Carmen de Los Barrios.

El nuevo establecimiento dispone de dos hornos de leña, donde se elaboran panes elaborados con masa madre y con harinas -la inmensa mayoría molidas a la piedra- sin aditivos ni conservantes. Sus panes de centeno, integral o espelta están elaborados al cien por cien con la harina correspondiente. También tienen chapatas hechas con aceite de oliva, picos, camperos, los viernes panes para hamburguesa… El domingo es el día de las bombas de Lotus, Kinder, Pistacho, Pantera Rosa y Nutella. La parte más dulce del negocio no acaba aquí: hacen bollitos de azúcar, cookies, bollos con pepitas de chocolate, pestiños, rosquitos malagueños o magdalenas, y en temporada también tienen roscones de Reyes. En salados no faltan los preñados de chorizo ni las tortas de pellizco, una antigua receta de aprovechamiento de la masa de pan sobrante que lleva aceite, matalauva y sobras de la matanza.

El nombre de establecimiento se debe a Fernando Espinosa Guerrero, el padre de David. David es la quinta generación de una familia de panaderos, y Fernando le enseñó el oficio tanto a él como a Laura. Gracias al que ahora sería abuelo, ella estudió en la Escuela de Hostelería, y también a él le debe las recetas de las tortas de pellizco o los mantecados, y muchas otras de las que ahora se pueden probar en la panadería que lleva su nombre.

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Los que reparten el pan