Cataria aterriza en el Sea Soul de la Barrosa con su «agua de Lourdes» y sus puntos perfectos de cocción del pescado.

 

Entre dos de los grandes hoteles del Novo Sancti Patri, el Iberostar Royal Andalus y el Iberostar Selección Andalucía Playa, se abre un camino de postal. Primero discurre entre palmeras, en la zona urbanizada, y después salva las dunas gracias a una larga pasarela de madera y llega hasta la playa. Allí mismo, a la derecha, está el Sea Soul By Cataria, un chiringuito de madera, pintado en blanco y azul y flanqueado por sobrillas y tumbonas, como debe ser. Hasta el año pasado, era un chiringuito con una oferta gastronómica muy sencilla, donde abundaban los bocadillos. Pero esto ha cambiado. La gestión ha pasado del Iberostar Royal Andalus al Andalucía Playa, el hotel que acoge en su planta baja al restaurante Cataria. Y han confiado en este restaurante para dirigir gastronómicamente el chiringuito.

Sea Soul, visto desde la playa.

El Sea Soul está ubicado en la zona más tranquila de la playa de la Barrosa. Las toallas delatan a los bañistas: prácticamente todos son clientes de los hoteles del Novo. Desde el chiringuito se ve el característico perfil del castillo de Sancti Petri. La construcción de madera, a la que se han realizado algunos arreglos este año, cuenta dos salas y un espacio con mesas altas junto a la barra. Sobre esta cuelgan unas jarras pintadas que se han reciclado como objetos decorativos. Lámparas de mimbres, adornos de temática marinera y unos imponentes tomates conileños terminan de ambientar el lugar.

Juan Ramón García, con uno de los tomates de Paco Vázquez.

El responsable es Juan Ramón García, y Fernando Corrochano hace de enlace y coordinador entre Cataria y el Sea Soul. Alberto Ramos es el jefe de cocina, Rubén Gil el responsable de sala, y Alberto Daza oficia de coctelero. Lo primero que llega a la mesa, además de unos pinchos de encurtidos para picar, es lo imprescindible en cualquier buen chiringuito que se precie: una cerveza bien fresquita.

Las coquinas de Huelva.

La cosa empieza muy bien, con unas coquinas abiertas sólo al fuego. En la provincia se ven dos tipos de coquinas; están las más grandes y grises, que parecen almejas, y otras pequeñitas, alargadas y más parduzcas, que se conocen como de Doñana o de Hueva (todos los detalles en esta guía de la coquina gaditana). Pues bien, se trata de estas últimas. Se supone que están sólo abiertas al fuego, sin nada más… pero sospechamos que quizás algo lleva ¿será la famosa «agua de Lourdes»? Así es como llaman al condimento secreto para los pescados del Elkano de Getaria, el restaurante que es el padre espiritual de Cataria. Pero este agua bendita no va a ser ni mucho menos la única seña de identidad catariense que nos vamos a encontrar durante el almuerzo. Otras destacables son un celoso cuidado por la selección del producto y los proveedores (todo el pescado y marisco que utilizan es de origen responsable), los puntos perfectos de pescados y mariscos y una supuesta simplicidad que esconde más de lo que aparenta.

El carpaccio de corvina.

Dejemos atrás las coquinas para llegar a uno de los platos presentes siempre en carta, un carpaccio de lomo alto de corvina aliñado con una vinagreta, un plato refrescante y cítrico. A la corvina, por cierto, nos la vamos a encontrar un poco más tarde, aunque presentada de una forma muy diferente. Que sea un plato fresco no significa que sea soso o excesivamente suave: ahí están rabanitos y uvitas para dar alegría y un toque diferente al pescado.

El carpaccio de atún rojo.

Seguimos con crudos. El siguiente en llegar en la estrella de la costa gaditana, el atún rojo de almadraba. Llega en carpaccio, aunque en una presentación que solemos asociar más con la mojama, con almendritas. Con este productazo, y un equipo que lo mima tanto, hay poco que añadir: espectacular.

Ensalada de tomate de Conil.

Seguimos con los productos estratosféricos. Fernando Corrochano nos presenta el que define como el plato estrella de la casa, una ensalada de tomate con cebolleta. Vale que a primera vista no parece muy apabullante. Pero qué tomate. Estamos hablando de un corazón de buey de los que cultiva Paco Vázquez en Conil, y eso son palabras mayores. La cebolleta también es conileña. El plato parece muy sencillo, pero la textura del líquido del fondo hace sospechar que no sólo ha sido cuestión de cortar y emplatar: el jugo que suelta el tomate se emulsiona con aceite y vinagre, revela Juan Ramón. El plato es de los imprescindibles, de los que después recuerdas y te hace plantearte una excursión a Conil solo para comprar tomates y más tomates.

Almejas a la marinera.

Otro plato de los de toda la vida, ejecutado a la perfección y con las almejas más carnosas que he probado nunca: las almejas a la marinera. Aquí empezamos a apreciar más los puntos que saben dar a mariscos y pescados. Lo mismo pasa con un clásico chiringuitero, la sardina, que llega ahumada y acompañada de una deliciosa confitura de tomate, o el pulpo a la brasa. En este último la carne queda firme, y el acompañamiento, cremoso de patatas y pimentón, no deja de recordar al tradicional pulpo a la gallega.

Las sardinas ahumadas.

El pulpo.

Entre las sugerencias del Sea Soul siempre hay un pescado a la espalda de la zona. En este caso, es la corvina, la misma del carpaccio del principio, aunque ahora nos comemos la barriga… Para llorar, entre el punto -siempre al límite, dejando el pescado muy sabroso- y la famosa agua de Lourdes. Ramón nos dice que pongamos atención al acompañamiento de pimientos, y efectivamente, es de diez.. y medio. En el chiringuito, que está resultando ser algo así como una versión informal de Cataria, es muy habitual que en esta oferta del pescado del día el protagonista sea el borriquete.

La barriga de corvina con sus pimentitos.

Postres al desnudo… y un cóctel

Y llegan los postres. Ni que decir tiene que son caseros. Son tan clásicos como el flan y la tarta de queso, y llegan desnuditos, como antes de que existiera Instagram. Ni nata lleva el flan, y ni falta que le hace. Lo que sí lleva son unos minúsculos granitos negros por encima, que son muy buena señal: se ha utilizado vainilla de la de verdad. A la primera cucharada comprendemos que el señor mandarín de la perilla de las cajas de flan de nuestra infancia nos estaba tomando el pelo y contando un cuento chino, pese a la cara de buena gente que tenía. Eso no era flan. Con los lagrimones aún corriendo por nuestras mejillas, probamos la tarta de queso, también una versión sin tonterías en el emplatado… y con queso de El Bucarito en el interior y unos magníficos sabor y textura.

Es el momento de probar una de las creaciones de Alberto Daza, el coctelero, que nos ofrece una refrescante bebida elaborada con fresas conileñas y Quadis, un vino de Barbadillo hecho con la uva tintilla de Rota (puedes saber más sobre este vino aquí). Como detalle curioso, la cañita se come. Las de plástico han sido erradicadas por el bien del medio ambiente. Los cócteles se van renovando (incluso hicieron uno especial para celebrar el Día del Medio Ambiente), y más adelante se podrán tomar por las tardes con el acompañamiento de la música en directo.

El cóctel.

Aquí puedes ver la carta de comidas del Sea Soul (verano 2023)

Y aquí, la de bebidas y cócteles (verano 2023). 

El chiringuito está bien comunicado. En coche, se puede aparcar cerca. Nos indican que en temporada alta es más fácil hacerlo en la zona del Hipotels. Desde el centro de Chiclana (intercambiador del Río Iro) se tarda una media hora en autobús urbano. Hay que coger las líneas 8 u 11 y bajar en la parada Hotel Royal, que deja a escasos metros del camino hacia el chiringuito. El precio del billete individual normal es de 1,50 euros.

Interior del chiringuito

Y además…

Más información sobre el Sea Soul By Cataria aquí. 

Más sobre Cataria aquí. 

Aquí, la Guía de Chiringuitos donde comer muy bien de Chiclana. 

Y la Guía Gastronómica de Chiclana. 

Pinche aquí para saber más.
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