Los hermanos Batista llevan más de 40 años dedicados a su profesión. Sus ruedas de churros  «de los finos», que sirven en su freiduría La Estación, son de las más aplaudidas de San Fernando.

 

A la izquierda, en un azulejo, una imagen del Corazón de Jesús. A la derecha de la fachada, la Virgen del Carmen. Parece como si custodiaran «el milagro» que está situado en medio, el de la felicidad que se vende en cartuchos todos los sábados y domingos desde las ocho menos cuarto de la mañana.

La churrería y freiduría La Estación empezó a funcionar el 15 de octubre de 1995. Lo dice bien claro una placa de mármol que hay en el exterior del establecimiento. Lo de «La Estación» es un homenaje a José Batista Rojas, el padre de los hermanos Batista, que tuvo un kiosko junto a la estación de trenes durante unos pocos de años y donde Jesús (60 años) y Javier (54) aprendieron la profesión de freir «cucurruito», un arte que está al alcance de pocos.

La placa que hay a la entrada en homenaje a José Batista Rojas. Al lado una foto del churrero.

Ya los huesos protestan de vez en cuando. Desde los once años los hermanos se empezaron a enfrentar a diario a la masa. Los dos hermanos señalan que su padre, que aprendió la profesión de su abuelo José Batista Sánchez, les daba a probar sal mezclada con agua cada día para que se quedaran bien con su sabor y luego le supieran dar el punto a los churros.

Cada sábado y cada domingo hacen entre 35 y 40 kilos de masa. El proceso comienza a las siete de la mañana cuando empiezan a hervir el agua en un inmenso perol. «El agua tiene que estar hirviendo, en ebullición, cuando se agrega a la harina porque «de contrario se arría» señala en su lenguaje «técnico» Javier Batista. La hacen a ojo, por la experiencia y también por las condiciones del tiempo y de la harina que hacen que haya que incorporar más o menos agua. El producto no puede ser más isleño porque para aderezar la masa utilizan sal gorda de las salinas de San Fernando.

Vista exterior del establecimiento. Foto: Cosasdecome.

Pero el verdadero secreto de los churros está en «arrejuntar» bien los ingredientes. Javier o Jesús cogen una gran pala de madera especialmente fabricada para ellos. Mide más de 1,70 metros. Con ella mezclan los ingredientes hasta que queda una masa compacta. Luego, la clave es «darle una sobaita» cuando se va a utiilzar para la fritura. El conjunto lo cubren con un poco de aceite para que no se seque.

Para freir grandes peroles que albergan entre 25 y 30 litros de aceite. Para los churros utilizan una mezcla de aceite de oliva virgen extra y otro altoleico, ambos de oliva. «Los churros llevan un tipo de aceite y el pescado lleva otro porque no interesa que le aporte ningún sabor», señalan.

Jesús y Javier Batista con una de sus ruedas de churros. Lucen el delantal oficial de «Somos de Churros». Foto: Cosasdecome

Los peroles están alimentados con gasoil, «porque así se consigue más temperatura y eso es fundamental para que queden bien los churros y el pescado».

Los hermanos Batista venden felicidad a 1,25 euros, que es lo que cuesta el octavo de masa frita, lo mínimo que se vende y que es lo perfecto para una persona. «Los domingos hay colas de las largas» señalan. No tienen servicio a domicilio, ni mesas donde poder tomarlo. «Aquí lo habitual es que la gente se los lleve para casa». De todos modos cerca, en la esquina, está el bar La Glorieta donde también te dejan sentarte a comerlos si pides el café allí.

Jesús es el que se dedica a freir los churros. Sus brazos han aguantado una «jartá» de quemaduras. Maneja la máquina con rapidez y pinta una rueda en menos de 30 segundos. Ayudándose de dos palos de madera que les hace un carpintero, le da la vueta a la rueda y con tres o cuatro certeros golpes las escurre de aceite.

Rueda de churros de la Estación. Foto: Cosasdecome

Los churros de los Batista, aún siendo de los finos, son un poco más gordos que los habituales y su masa es un poco más compacta: «A nosotros nos gustan así y al público también». De la atención a los clientes se encarga Javier. Los dos lucen camiseta blanca y llevan el delantal de «Somos de Churros», el evento organizado por el Ayuntamiento de San Fernando y Cosasdecome para celebrar que San Fernando es la ciudad de la provincia con más churrerías buenas por habitante.

San Fernando, la ciudad que no tiene gordos… churrísticamente hablando

Javier «reparte» la felicidad con unas tijeras y unas pinzas con las corta las ruedas. Salen envueltos en un papel  más fino que el de estraza que mantiene «calentita» la fritura y le quita cualquier poquito de aceite sobrante. Su experiencia es tal en lo de despachar que sabe cuando va a pesar la ración antes de ponerla en el peso «y es raro que falle».

Se llevan bien, bromean a menudo y todos los días que los hacen desayunan churros «porque así comprobamos que todo marcha bien…y porque nos gustan».

Aficionados a la pesca, de jóvenes, «el único día libre que teniamos nos ibamos al puente Carranza a pescar. Mi sueño era coger un buen robalito» señala Javier, el hombre «que pesa siempre exacto».

Al principio, en su local, solo vendían churros y las patatas fritas, una especialidad que bordaba la madre de ambos, Teresa Sobrero. Lo de las patatas ya lo dejaron «porque no teniamos tiempo para más cosas».

El gallo, uno de los pescados de la freiduría La Estación. Foto: Cosasdecome

Lo de la freiduría vino después. «Fue una idea de nuestro padre que pensó que podría complementar bien el negocio cuando nos cambiamos de sitio». La Estación es una de las pocas freidurías a la vieja usanza que siguen quedando en la Bahía de Cádiz. No hay bar para comerlo, solo despacho  y un cristal donde como si fueran trajes de exposición se exhiben las ruedas de pescadilla, las tiras de choco o las rodajas de bienmesabe, como se le llama al cazón en adobo en San Fernando.

Freidores en San Fernando

No tienen tampoco servicio a domicilio. «Aquí la gente viene y se lo lleva para casa. Nuestro cliente es el tradicional el que se come el pescado para cenar». Solo abren por las noches.

En la pared una foto del fundador, algunos paisajes de San Fernando y un cartel de esos famosos de la Diputación con los pescados de las costas gaditanas. Un joven en moto se acerca por un cuarto y octavo. Son las once de la mañana, hace ya más de hora y media que nos tomamos los churritos de La Estación…y no se repiten, es la máxima prueba de calidad que pasa un churro.

Horarios, localización, teléfono y más datos de la freiduría churrería La Estación, aquí.

…Y además

Y aquí un video sobre la inauguración de Somos de Churros:

Pinche aquí para saber más.
Quiero probar los distintos sabores de un jamón