El bar, uno de los pioneros en la concurrida zona de Las Tres Piedras, sigue conservando la estética del chiringuito tradicional, sin virar hacía los de moda «Beach Club». Su oferta se basa en los aliños, los pescados frescos de la zona y el guisoteo, que incluye una berza memorable
La ensaladilla de las hermanas Encarni y Chari Prospín de la Rosa se decora con unas aceitunas por lo alto, aceitunas con hueso y unas buenas tiras de pimiento morrón, a la vieja usanza, con unos tropezones de huevo cocido por dentro en condiciones, nada de minimalismos. «Le ponemos atún tronco, no migas» señala Encarni, 61 años y desde los quince ayudando a sus padres en el negocio familiar, uno de los más veteranos de la zona de Las Tres Piedras, fundado en el año 1977.
El chiringuito está hasta arriba el domingo 21 de abril y eso que hace viento y hay nubes en el cielo que anuncian lluvias leves. En la pared reina aún la foto del fundador, de Francisco Prospín. Su esposa, Rosario de la Rosa, todavía acude al establecimiento para saludar a la segunda y tercera generación que comanda el negocio y «echarle una miraíta» a los guisos de la casa.
El Prospín está pegado al agua. Hay como tres salones desde los que se ve el mar gracias a los grandes ventanales que forman las paredes. Manteles de papel, un folio que detalla lo que se sirve en la casa, barra por si quieres tomar algo rapidito y una gran vitrina donde se exponen los tesoros de la casa: doradas, lubinas, lenguaos, huevas de choco de tamaño «familiar», salmonetes, urtas, corvinas y chocos de buen tamaño «pa asá». Aquí no hay florituras. El pescado se hace frito o a la plancha, hay huevas aliñás, ensaladilla y pimientos asaos y para los amantes de la «arqueotapatología» todavía tienen en carta platos combinados con huevos fritos, salchichas, patatas, pimientos y un filete de pollo o de cerdo. A la cosa se le puede añadir también chorizo y jamón. Ya de camino te comento que las papas fritas, «las papas son de Chipiona» resalta Encarni, son otra cosa que conviene probar en la casa.
Probamos unas acedías que venían sin cabeza y perfectamente fritas, unas almejas aromatizadas con laurel y un aliño de huevas a la vieja usanza, con su buena piriñaca para acompañar. La ensaladilla se sirve en bolas, al estilo «cupular» con forma de cúpula catedralicia. Para acompañar los aperitivos fríos los excelentes picos de los hermanos García de Medina.
Como en cualquier buen chiringuito que se precie no falta la ensalada mixta, los pimientos asados, las papas aliñás y los pimientos fritos para acompañar el pescado.
Los camareros llevan camisetas con el «Bar Prospín» de forma discreta a la altura del pecho y portan un sistema para recoger los pedidos a través de sus teléfonos móviles. Admiten reservas y advierto que aparcar en la zona, sobre todo en fines de semana y en verano, es complicado.
El sitio es generoso en las raciones. En nuestro caso comimos a base de medias y con tapas, en el caso del guisoteo. Para hacerse una idea, la media de acedías (10 euros) llevaba media docena de ejemplares. Los precios son moderados, sobre todo si se tiene en cuenta el tamaño de las medias. El pescado sale entre los 8 euros de la media de tortillitas de camarones y los 12 de las puntillitas. Los platos combinados están entre los 10 y los 15. La media de huevas aliñás va a 10 euros y la de ensaladilla, con 5 bolas, a 7,50.
Los pescados de roca si van al peso y no se anuncia el precio en carta (pone según mercado). Nosotros, por ejemplo, pedimos una rodaja de corvina a la plancha y salió por 15 euros, incluida una guarnición de papas fritas de antología.
Pero los atractivos del bar Prospín, no se quedan ahí. Se engrandecen con su carta de guisos que, además, suele poderse consumir por tapas. Hay menudo, pollo en salsa, bacalao y carne en tomate, pollo en salsa y los domingos suelen tener paella de marisco. La berza de la casa es de matrícula de honor. La verdad es que Chipiona es tierra de «Berzeo», no de Gonzalo de Berceo, el poeta medieval, sino de las de mojar pan, en este caso unos pequeños bollos de pan de la panadería de los Hermanos Galán de Chipiona, envueltos en uno enternecedores papelitos blancos traslúcidos. Encarna señala que aprendió la receta de su madre. Lleva garbanzos y «frijones» en estado de mantecosos y en la misma tapa hay tropezones de papa, morcilla, tocino bamboleante y un trocito de carne de cabeza de lomo de cerdo, «que queda más tierna y jugosa», destaca la cocinera. La salsa está cremosa y se dejan ver las hojas de las berzas.
De postre tienen varios tipos de tarta como la de piñones o la de chocolate, con su correspondiente pegotón de nata y no falta el cafelito bueno, con leche y su sobrecito de azúcar. No hay brownie…hasta eso tiene bueno el sitio.
Horarios, localización, teléfono y más datos del bar Prospín, aquí
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