El pueblo blanco ofrece un amplio abanico gastronómico de propuestas: desayunos con panes y dulces artesanos, tapas de corte innovador, vinos con historia, quesos de premio y, como no, clásicos como el cordero de la zona al horno.
Grazalema posee, indiscutiblemente, un encanto y belleza que atrapan. No en vano, luce con orgullo y razones sobradas, todo sea dicho, su pertenencia a la Asociación de los Pueblos Más Bonitos de España. Calles empedradas, casas inmaculadamente blancas y un enclave con unas vistas de ensueño a la sierra de Cádiz. Visitar Grazalema debería considerarse Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Además, la localidad cuenta con una cuidada oferta gastronómica a la altura de su potencial turístico. Para descubrirla, nada mejor que perderse entre sus pintorescos rincones a la caza y captura de alguno de sus manjares. Aunque resulta más útil hacerlo con una buena hoja de ruta. He aquí una propuesta con cinco paradas ‘de comé’ en Grazalema que se despierta a primera hora de la mañana y concluye a mediodía con un postre casero. ¡Buen provecho!
1.Para desayunar mirando a la montaña: Cafetería Rumores
Todo buen periplo gastronómico que se precie tiene su punto de partida en un señor desayuno. Y en la céntrica cafetería Rumores de Grazalema los ofrecen con vistas a la montaña y a la plaza principal del pueblo, la plaza de España «Nuestra terraza está en un sitio privilegiado, y eso la convierte en un gran atractivo», manifiesta Ángeles Nieto, pastelera del establecimiento. En lo que a reclamos gastronómicos se refiere, los panes artesanos y los dulces de elaboración propia de Rumores gozan de gran prestigio en la zona. «Son ideales para disfrutar de un desayuno cien por cien grazalemeño», agrega.
Así, la tarta de queso payoyo, de receta secreta, los amarguillos y una amplia gama de bizcochos de distintos sabores son algunos de los productos estrella de Rumores. Su demanda es tal que pese a haber cerrado su zona de pastelería temporalmente por reformas continúan preparándolos a diario en la cafetería.
2.Para comprar un recuerdo gastronómico de premio: Quesería La Pastora
Una vez finalizado el desayuno, toca recorrer el pueblo para deleitarse con su belleza a la par que se baja la ingesta calórica, que todo es compatible. En un paseo de unos quince minutos desde el centro de Grazalema se llega hasta la Quesería La Pastora, el sitio ideal para adquirir un recuerdo gastronómico de esta visita. «Elaboramos artesanalmente una veintena de quesos distintos con leches de cabra Payoya y oveja Merina de los que muchos de ellos tiene algún premio o reconocimiento. Estamos muy orgullosos», explica Antonio Ramírez, uno de los encargados de la Quesería.
Entre todas sus especialidades, es el queso de oveja curado en salvado de trigo uno de los más particulares al inspirarse, según revela Ramírez, un proceso tradicional consistente en la introducción del mismo en barricas de aceite y su posterior emborrado en afrecho o pan. Este queso se alzó en 2018-2019 con el oro de los premios World Cheese Awards.
3. Para tomarse un vinito en un sitio con mucha personalidad: Casa Martín 1920
De vuelta al corazón de Grazalema, a su plaza de España, el cuerpo va pidiendo un vino para entrar en calor. O para aclimatarse a la primera tapa del día, según se prefiera. El emprendedor Sergio Nieto cuenta con el lugar perfecto para ambas opciones. Se trata de una taberna que conjuga los conceptos de vinoteca y abacería con aires modernos y detalles de antaño: Casa Martín 1920. «Mi abuelo ya vendía aquí los mejores vinos hace cien años y yo he recuperado el establecimiento para seguir haciéndolo. Nuestro fuerte son los vinos de Jerez y también los productos de proximidad», declara.
Uno de los tesoros enológicos de Nieto consiste en un Palo Cortado de doce años «de procedencia secreta que enamora a todo el visitante». El propietario de Casa Martín recomienda saborearlo acompañado de quesos de Grazalema y chacinas de la sierra de Cádiz.
4. Para tapear bueno y barato: La Maroma y su tosta grazalemeña
Tapas imaginativas, a buen precio y elaboradas con productos de calidad. ¿Qué más se puede pedir? El recorrido gastronómico grazalemeño continúa en el gastrobar La Maroma. Su decoración, de corte rural en homenaje a la fiesta del ‘toro de cuerda’ de Grazalema, contrasta con la inventiva que el equipo de José María Barea gasta entre fogones. «Nos gusta preparar tapas originales, con nuestro sello propio», comenta. Entre ellas se encuentra la bautizada como tosta grazalemeña elaborada con pan cristal sobre el que se conjugan salmorejo cordobés, lagartito ibérico y pimientos caramelizados caseros. «Es nuestra tapa madre, la que más sale de todas, aunque no paramos de crear ni de innovar»
5. Para almorzar cordero de la Sierra y un postre casero: restaurante Cádiz El Chico
Concluido el picoteo, la calle Santa Clara conduce, cuesta abajo, de nuevo hasta el corazón de Grazalema. Allí, a pocos metros de la plaza España, se ubica uno de los referentes de la gastronomía grazalemeña: el restaurante Cádiz El Chico y su famoso cordero al horno. «Fue nuestro padre, Pepe Gómez Rojas, el que lo creó en los años ochenta y mi hermana Loli y yo mantenemos a buen recaudo su receta», relata Esther Gómez Carrillo, mientras explica que esta emblemática creación consta de «cordero de la zona, tomate, un majao, especias del terreno y una manita de aquí, de Cádiz El Chico».
Tras degustar esta pata corderil solo queda rematar la faena grazalemeña con unos de los también afamados postres caseros de las hermanas Gómez Carrillo. En esta ocasión, una creación también heredada de su progenitor y original donde las halla: la tarta de bellotas. Esther se muestra reacia a revelar su formula pero afirma contundente que se trata «de uno de los sabores más auténticos de la sierra». Una nota dulce a modo de colofón final por esta ruta gastronómica que bien merece una escapada a Grazalema. Y es que este pueblo serrano encandila. También al paladar.
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