El establecimiento simplifica su logotipo y abre una tienda estival en el Paseo Marítimo de la localidad. La firma, creada en el año 83, tiene su origen en una iniciativa para buscar negocios en los «huecos» que dejaba el Consorcio Nacional Almadrabero. La empresa cuenta con su propio Museo del Atún, que cada año suma más visitantes. Te lo contamos en dos vídeos.

 

A mediados de los años cuarenta, un carnicero de Barbate decidió probar suerte en el mundo del pescado, buscando los huecos que dejaba libres el Consorcio Nacional Almadrabero: sardinas arenques, melva en salazón… El negocio tomó impulso definitivo con el cierre del Consorcio y en el año 83 ya nace con el mismo nombre que tiene actualmente: Salpesca, más conocido por el nombre de su marca comercial, La Chanca.

Ahora se cumplen los 40 años de la apertura de la empresa, que sigue en manos de la misma familia, los Gómez. Esto sigue igual, pero hay cosas que han cambiado mucho. El origen de la empresa estaba en una pequeña instalación de 400 metros cuadrados en la calle Once de marzo. En el 83 se mudaron a un espacio mucho más amplio (2.000 metros cuadrados) en la avenida Cabo Diego Pérez. Hoy ocupan 4.400 metros cuadrados en dos naves del Polígono La Oliva, a la entrada de la localidad… sin contar con los 500 metros cuadrados que ocupa el Museo del Atún. Y es que esta empresa, desde 2012, cuenta con su propio Museo.

La nueva marca y tienda para el verano

La empresa cumple años con novedades, explica el gerente, José Luis Gómez. La primera es una nueva imagen de marca para La Chanca, que a igual que la estrategia de comunicación ha sido un trabajo coordinado por el estudio FDZ. En el nuevo logotipo, alternando los colores blanco y verde que evocan a la bandera de Andalucía, se aprecia la silueta de un pez, en clara alusión a la materia prima fundamental de la mayoría de productos de esta fábrica artesanal. Todo, presentado de una manera “limpia, clara, sencilla y fácilmente identificable”.

Se mantiene la forma ovalada del logotipo que venía presentando la conservera desde hace varios lustros. Es por ello, además, que La Chanca invita a los consumidores a imaginar en el logotipo la forma de una clásica lata o que incluso traten de ver más allá de un pescado, pudiendo identificar una ánfora romana tumbada y que representa, al menos de manera testimonial, la tradición milenaria de las salazones y conservas en la Bahía de Cádiz, ya que los procesos que utilizaban los fenicios para las salazones y los actuales son prácticamente idénticos. En el reportaje a continuación, toda la información sobre qué es la mojama y cómo se hace:

La mojama de Barbate en 8 preguntas

A esta novedad se añade que La Chanca, que ya cuenta con tiendas en Chiclana, Conil y Barbate (una en la localidad y otra en el polígono) inaugura el viernes 16 de junio un nuevo establecimiento. Será también en Barbate, en la avenida del Atlántico. El establecimiento funcionará hasta el 16 ó 17 de septiembre en horario de mañana y tarde de lunes a sábado, y domingos por la mañana. La idea es aprovechar el potencial de la zona del Paseo Marítimo Barbateño, donde se celebran dos competiciones deportivas que atraerán al público: la Copa de España de Balonmano Playa y el Torneo Recortes de Mojama.

Mojama y tradición

La Chanca celebra años con el objetivo de dar a conocer su nueva imagen, aumentar el número de países a los que llega (ya comercializa sus productos en algunos países de la Unión Europea y está consolidado en el mercado nacional, con la excepción del norte, que tiene su propia y muy afianzada tradición conservera) y lanzar algún nuevo producto. Pero lo importante es conseguir al menos «otros cuarenta años más», explica el gerente.

Y esto, sin abandonar la tradición, uno de los valores fundamentales de la empresa, que se ve reflejado en el nuevo lema «Con cariño desde Barbate». La mojama elaborada como siempre se ha hecho -y distinguida con la Indicación Geográfica Protegida- es el producto estrella de La Chanca, lo que más venden. Curiosamente, este producto se ha convertido en una especie de souvenir de Barbate.

Bandeja de degustación con productos de La Chanca.

En la nueva imagen han apostado por el concepto Dieta Atlántica para hacer hincapié en el trabajo que realizan con los pescados del Atlántico: se trabajan solo en temporada, y cuidan la selección: por ejemplo, hay procedencias del atún yellowfin que no trabajan debido a que su calidad es menor.

Pero esta tradición no sólo afecta al producto, sino también a la manera en la que se gestiona la empresa, que sigue siendo familiar. Los socios trabajan en los diferentes departamentos, codo con codo con los 45 trabajadores en plantilla entre la factoría y las tiendas. El trato y la relación son cercanas. Como es habitual en las conserveras, la mayoría de los puestos están ocupadas por mujeres: son las que más reclaman unos empleos que históricamente han sido para ellas.

La salvación en pandemia

Una de las tiendas de La Chanca

Pero la salvación en tiempos de pandemia no vino de manos de la tradición, sino de la innovación. «Si no hubiera sido por la venta online, lo hubiéramos pasado muy mal», explica José Luis Gómez. La Chanca vende a través de internet desde el año 2005 (aquí tienes el enlace), y desde entonces las cifras de negocio online han ido aumentando paulatinamente. Hasta la pandemia. En los tiempos del confinamiento, las ventas crecieron exponencialmente, al igual que las ventas en los comercios de proximidad que seguían funcionando. La consecuencia fue que quedaron abiertas las dos vías que inyectan efectivo con más rapidez, porque los pedidos online se pagan al instante hacer el encargo y las tiendas son clientes de reposición, y así hubo dinero en caja durante lo más negro de la pandemia. Ahora, las cifras de la venta por internet han vuelto a recuperar el suave crecimiento que iban registrando antes de que un virus paralizara el mundo.

Actualmente, la mayor parte de las ventas se realizan a través de tiendas especializadas y mercados gastronómicos.

El Museo

Desde mayo de 2012, La Chanca cuenta con su propio museo, el Museo del Atún. Se trata de unas instalaciones que permiten al visitante conocer el arte de pesca milenario de la almadraba, que contemplan desde el punto de vista de un atún rojo atrapado en el copo (aquí te contamos cómo funciona una almadraba), asistir a un ronqueo (el despiece de un atún. Puedes saber más sobre las partes de un  atún aquí), ver cómo es el trabajo en una factoría de salazones gracias a una gran maqueta y disfrutar de una degustación en la tienda. A continuación, un vídeo con las 4 cosas que no te puedes perder del Museo:

El Museo abre de forma regular desde Semana Santa y hasta otoño, y el resto del tiempo para grupos concertados. El precio de la entrada es de ocho euros y las reservas se pueden hacer a través de internet (enlace aquí). Y a continuación, el reportaje que explica cómo se preparó este museo:

El atún en hora y cuarto

Más información sobre La Chanca, aquí.

Pinche aquí para saber más.
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