Desde hace más de siete años, Crabbys Coastfood oferta bocadillos de cangrejo, gambones, calamares e incluso langosta inspirados en el estilo de la costa de EEUU aunque con un sello personal. Una propuesta original (y con vistas de ensueño) que aúna influencias internacionales y raíces gaditanas en el Paseo Marítimo de Puerto Sherry.
El marisco ya no es solo ese suntuoso objeto del deseo habitualmente reservado para celebraciones señaladas. ¿Quién ha dicho que exquisiteces como bogavantes y cangrejos no pueden degustarse (y disfrutarse) metidas en pan? Desde luego, Carlos Juárez no. Este portuense quedó tan encandilado con un viaje a la costa de EEUU en el que descubrió los bocadillos de pescado y marisco de la zona que no se lo pensó dos veces y los importó hasta El Puerto de Santa María. Así, con sus propias y divertidas versiones de estos bocatas por bandera creó Crabby’s Coastfood, un restaurante que ya lleva más de siete años metiendo marisco en pan en Puerto Sherry. Comida callejera desenfada de influencias internacionales y un toque andaluz. “Estas elaboraciones amariscadas son las que provocan más curiosidad entre los clientes. Nuestra Crabby’s Burger, hamburguesa de cangrejo de concha blanda frito, es la estrella de la casa”, comenta Juárez.
Unos cangrejos que, según revela el propietario y chef de Crabby’s, se capturan cuando se encuentran en la fase de muda de su cáscara. Algo que permite que se puedan comer enteros. Juárez los sirve empanados en el interior de pan brioche, con tomate, cebolla encurtida, mezclum y salsa con un toque picante. «Recientemente hemos estrenado una nueva versión que he ideado junto a mi hijo Carlitos, de once años. En ella añadimos guacamole y gambones». Se trata de la Crabby’s Burger Especial, una modalidad que en poco tiempo ha desbancado en ventas a la original. «Parece que ha gustado mucho su tamaño XL y el contraste de sabores».
Carlos Júarez hace una pausa en su relato. Habla de manera locuaz y sonríe con frecuencia. Aunque sin dejar de atender a todo cuanto acontece en su establecimiento. Intercambia unas palabras con su jefe de sala, Pablo Feberero, y ambos revisan algunas mesas reservadas. El local de Crabby’s, de estilo surfero y desenfadado, se divide en tres espacios: un salón interior de mesas altas, una terraza cubierta y acristalada, y, la joya de la corona, otra al aire libre junto a la bahía con el Puente de la Pepa de fondo. «El lugar de Estados Unidos donde me tomé ese primer bocadillo inspirador también tenía unas vistas maravillosas. Allí supe que tenía que montar algo así», desvela Carlos.
Un camarero sirve a unos clientes un impresionante bocata rellenos de gambones rebozados dentro de un mollete. Su apariencia se antoja espectacular. Casi rivalizando en belleza con las vistas de la terraza. «Esta es la Poor Boy, el segundo plato que más nos piden desde que abrimos», comenta Juárez. Uno de los aciertos de esta creación reside en el pan que la envuelve: un mollete de la panadería El Molino de Abajo de El Bosque de gran fama en la provincia. De hecho ostenta el premio al mejor de Cádiz otorgado por los lectores de Cosasdecome. El tercer puesto en el podium de popularidad de Crabby’s lo comparten el bocata de calamares y el Lobster Roll (perrito de bogavante).
El primero se acompaña de alioli casero y se presenta en el mollete bosqueño. Por su parte, el abogavantado cuenta tanto con versión picante, con pimienta japonesa y salsa sriracha, como clásica. Carlos presume de haber introducido esta creación en su establecimiento “antes de que este tipo de perritos se pusieran de moda en España”. En este sentido, el portuense lo define como una versión «poco ortodoxa» del bocadillo americano. Aunque sí que cumple con las máximas de Crabby’s. En ella, como en todos los bocadillos del establecimiento, se utiliza pan artesanal, en este caso de La Cremita de Chiclana, así como salsas y patatas fritas de elaboración casera. ¿Su truco para que las patatas queden perfectas? Confitarlas primero y freírlas después.
Y es que ningún ingrediente o proceso culinario emprendido entre los fogones de Crabby’s es casual. Su oferta gastronómica, de influjos americanos y asiáticos aunque elaborada con productos de cercanía, es fruto del constante estudio y experimentación. «Me obsesiona la cocina. Siempre estoy probando nuevas opciones, leyendo, dándole vuelta a nuevos platos donde fusionar lo de aquí y lo de allí.. Soy muy pesado», se confiesa Carlos, divertido. De esta obsesión nace una carta que se completa con nachos, pokes, tacos y hamburguesas retintas de elaboración propia. Aunque el sabor a mar entre dos panes sigue siendo el protagonista, especialmente entre los fuera de carta, en constante evolución. Además, cuentan con una carta especial para intolerantes al gluten y otra de cócteles, capitaneada por Feberero, mano derecha de Juárez.
Llega el momento del postre. El camarero aconseja a los clientes por cuál decantarse mientras la puesta de sol oscurece paulatinamente la Bahía. La decisión no resulta sencilla. Brownie de chocolate negro con helado de vainilla, tartas de chocolate y crema de cacahuete, de zanahoria, Baileys con bola de helado y de queso horneada son las opciones. A cual más apetecible. Todas caseras. Y todas elaboradas por Irene Pérez, esposa del propietario de Crabby´s y segunda de abordo en este restaurante de costa especializado en productos de mar.
Hoarios, localización, teléfono y la carta completa de Crabbys, aquí.
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