El bar La Casita de Algeciras cumple 30 años manteniendo intacta la fórmula de dos tapas y bebida que le granjeó fama. Las siguen sirviendo en platitos de loza y cuentan con más de 40 especialidades para elegir.

 

Años 50. Un joven Rafael Guerrero se iniciaba en la hostelería algecireña en el bar Manolo de la plaza Juan de Lima. Allí aprendería una fórmula de tapeo que le acompañaría toda su vida: la de las dos tapas por el precio de una, ambas acompañadas de una bebida. Y servidas en plato de loza, como marcaba la tradición por aquel entonces. Un formato que Guerrero adoptó en los setenta para su primer negocio, bar La Bahía, y que a día de hoy sigue siendo la seña de identidad del que es uno de los establecimientos más populares de la ciudad: el bar La Casita. También conocido, como no podía ser de otra manera, por el Dos Tapas. “Cumplimos treinta años manteniendo la esencia de nuestro padre. Tapeo casero de toda la vida y para todos los públicos en el centro de Algeciras”, relata José Antonio Guerrero Pecino, uno de los hijos de Rafael.

Rafael Guerrero y María Cristina Pecino abrieron La Casita en agosto de 1993 en la céntrica calle Tarifa, en pleno corazón de la ciudad. Al matrimonio se unieron sus hijos José Antonio, Sergio, Cristina y Juan Carlos. “Toda la familia nos vinimos a trabajar aquí. Eran años donde el centro estaba muy concurrido al igual que el mercado de abastos, que se encuentra muy próximo”, recuerda José Antonio con cierta añoranza. Por aquel entonces, los Guerrero Pecino afrontaban el desafío de revitalizar un local centenario que ya había albergado numerosos bares a lo largo de su historia. “Le pusimos La Casita por el aspecto que tiene su fachada. Comenzamos solo con la barra y un par de barrilitos en la puerta”, explica. Aún así superaron el reto con creces. Pronto el sitio se popularizó. Su enclave estratégico, también cercano al puerto y a las estaciones de tren y autobuses, y la simpatía de su personal encandiló a algecireños y visitantes. “Queremos que la gente se sienta como en casa. En familia”

Aunque el principal atractivo del local reside en su curiosa fórmula de dos tapas casi al precio de una (actualmente a 4,80 euros junto a la bebida) y a la amplia variedad de su carta. “No solo es que con la bebida siempre pongamos dos tapitas. Es que tenemos cuarenta distintas, que se dice pronto. ¡Así que hay donde elegir!”, comenta José Antonio. Entre ellas, el arroz de paella de elaboración diaria y el pollo al limón son, sin lugar a dudas tal y como explica el portavoz de la familia Guerrero Pecino, las más demandadas. La segunda de ellas comenzó a servirse casi por casualidad al tratarse de una receta familiar que María Cristina preparaba para sus hijos en los primeros años del establecimiento. «Pensamos que podía gustar a nuestros clientes y así fue. Hoy es una de nuestras banderas».

Pollo al limón, una de las tapas estrella del establecimiento. Foto: CosasDeComé

Pollo al limón, una de las tapas estrella del establecimiento. Foto: CosasDeComé

Los montaditos de filete de hígado con tocino y las mini hamburguesitas caseras también cuentan con numerosos adeptos. Estas últimas siempre se sirven coloreadas con una carita de ketchup con mostaza «marca de la casa». A ellas se suman propuestas tan diferentes como cazón, rosada, croquetas, mejillones rellenos, flamenquín, champiñón relleno, picadillos varios, salchicha roja o codorniz plancha . «Las continuamos sirviendo en rabaneras o platitos de loza, tal y como nos enseñó mi padre», explica José Antonio Guerrero. Rafael y María Cristina se jubilaron en 2006. Tras su marcha, sus hijos realizaron una ampliación en el local dotándolo de un coqueto patio interior de mesas altas. También introdujeron algunos platos y medias raciones en su oferta gastronómica. Pero siempre manteniendo su esencia. “Nos hemos ido modernizando algo pero sin perder todo lo tradicional que nos ha llevado hasta aquí. Seguimos haciendo la comanda en papel y a lápiz. ¡Nada de camareros con PDA!”, bromea José Antonio, sonriente.

Porque, eso sí, la alegría forma parte del legado que Rafael Guerrero dejó a sus hijos al fundar La Casita hace tres décadas. “Eso y la servicialidad y buen hacer con nuestros clientes”. Una actitud vital que los hermanos Guerrero Pecino defienden con la misma ilusión del primer día. Aunque a sabiendas de que La Casita o el Dos Tapas ya forma parte de la historia de la hostelería de Algeciras. Y eso, bien merece una gran sonrisa.

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Y aquí un video que muestra como se elaboran los boquerones rellenos de otro de los bares emblemáticos de la ciudad, El Dioni:

 

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