La familia García Fernández cumple dos décadas popularizando la apicultura y los beneficios de la miel en sus instalaciones a las afueras de Jerez. Más de 200.000 personas han visitado este proyecto que, además de a la labor formativa, se dedica a la producción y comercialización de miel, y cuenta con un museo en homenaje a este producto y un restaurante ecológico.
Corría marzo de 2003 cuando las puertas de Rancho Cortesano se abrían por primera vez para recibir a un autobús escolar. Arrancaba así una etapa formativa que continúa a día de hoy y en la que más de 200.000 personas, tanto niños como adultos, han pasado por las instalaciones de la familia García Fernández para aprender sobre miel y apicultura. Dos décadas han transcurrido ya desde este momento que supuso un punto de inflexión para el proyecto de esta familia jerezana que en un principio se dedicaba tan solo a la producción y comercialización de miel. “Las visitas de escolares y familias abrieron nuestro proyecto al mundo. Y nos permitió popularizar la actividad y productos de las abejas”, rememora José Manuel García Fernández, uno de los propietarios del Rancho Cortesano, Museo del Miel y las Abejas.
Las primeras visitas de escolares al Rancho se realizaron en marzo de 2003. Foto cedida
Los hermanos García Fernández procedían de una familia de agricultores. Pero la apicultura siempre despertó su curiosidad. Hasta el punto que en los años 80, tres de estos nueve hermanos jerezanos comenzaron a elaborar su propia miel. Aprovecharon para ello las tierras familiares de la zona de Cuartillos, en Jerez de la Frontera, y las enseñanzas de los maestros apicultores Paco Rico y Manolo Requena. “Con el paso del tiempo, se unieron más hermanos y empezamos a poner colmenas en distintos puntos de la provincia. También a ganar premios por la calidad de nuestras mieles, como los del ‘Concurso de Mieles de Andalucía’ en los años 1998, 1999, 2000 y 2002. La calidad ha sido una preocupación constante para nosotros”, relata José Manuel.
La familia García Fernández, creadora de este proyecto ecológico. Foto cedida
Y fue esa obsesión por la excelencia del producto la que les hizo darse cuenta que Rancho Cortesano no podía ser una productora y comercializadora de miel sin más. “La sociedad de hoy en día viven de espaldas al campo. Sentíamos la necesidad de concienciar sobre los beneficios del consumo de alimentos que la naturaleza nos ofrece, como es el caso de la miel. Eso nos hizo introducir en nuestro rancho las primeras visitas”.
Esta cooperativa familiar tiene en su haber unas 2000 colmenas repartidas por la provincia. Foto cedida
Desde ese momento, el crecimiento del proyecto de los García Fernández ha sido un no parar. Paralelamente a esas rutas de escolares, comenzaron a organizarse las de grupos de familias e incluso adultos que deseaban conocer lo que José Manuel define como “una de las profesiones más antiguas del mundo, la de apicultor”. Asimismo y debido a la buena acogida por parte del público, se creó en la finca familiar un museo dedicado a la miel y a las abejas, además de un huerto ecológico “Defendemos, por convencimiento propio, la necesidad de alimentarse con productos sanos y naturales para llevar una vida mejor”.
En esta misma línea, Rancho Cortesano Museo de la Miel y de las Abejas dio vida hace diez años a un comedor-restaurante de los productos de este huerto eco donde tampoco faltan, como no, las mieles, propóleos y jaleas de los García Fernández. Se centran sobre todo en servir desayunos saludables y almuerzos. En este sentido, José Manuel defiende la importancia de «conocer, defender y valorar» el origen de la comida y exigir «alimentos sanos y limpios de contaminación». Los servicios del Rancho de los hermanos García Fernández se completa con una tienda física sita en sus instalaciones que también tiene presencia online. En ella se pueden obtener la amplia variedad de mieles ecológicas, propóleos, jaleas, velas de miel, caramelos y artículos de cosmética de esta cooperativa jerezana. También venden quesos y mieles de pequeños productores locales.
«Hemos conseguido crear un hermoso complejo alrededor de la miel y las abejas del que estamos muy orgulloso», afirma José Manuel García con contundencia a modo de resumen de estas dos décadas al frente del Rancho Cortesano. No oculta su satisfacción. Y no es para menos. A día de hoy esta cooperativa familiar cuenta con unas 2000 colmenas en 40 colmenares emplazados en la Vega, Sierra y Montes de la provincia de Cádiz, «en zonas como parques naturales y parajes que garantizan la calidad y riqueza de la miel obtenida». «Nos gusta estudiar y diferenciar cada una de ellas. Por eso tenemos miel de azahar, eucalipto, madroños, brezo y encina… «, explica. Asimismo, sus instalaciones jerezanas son todo un referente del ocio natural y sostenible para familias, albergando no solo visitas a sus colmenas, museo, tienda o restaurante, sino talleres y actividades varias tales como alfarería, recogida del huerto, fabricación de nidos, hoteles de insectos e incluso esquilado de ovejas. «Al fin y al cabo el cuidado de la biodiversidad redunda en cada uno de nosotros. Es parte de la filosofía del Rancho Cortesano. Esa misma que hemos tratado de transmitir a nuestros visitantes en estos veinte años de vida», concluye
Las mieles del Rancho cuentan con varios premios que garantizan su calidad. Foto cedida
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