Se trata de una pieza de lomo de la categoría, la máxima, que sirven en piezas de 50 gramos.

 

Son como bombones de carne, una pieza tan exquisita que se sirven en un corte de 50 gramos, soasado con soplete al momento, y sin guarnición. Nada que distraiga de la experiencia de probar el famoso wagyu japonés en su mejor versión: la clasificada como A12.

A principios de año llegaron 4 kilos de lomo de esa apreciada carne al restaurante Arsenio Manila de Cádiz. Explica el cocinero Antonio Caramé que se trata de una carne con una infiltración de grasa del 50 por ciento que ellos compran a 220 euros el kilo; a los clientes, el plato con los 50 gramos les sale por 22 euros, un precio elevado… pero que ni siquiera responde al escandallo habitual en un establecimiento. Normalmente, los precios se triplican, y en este caso se ha duplicado para que el precio no se disparara más allá de lo razonable.

Los papeles que demuestran la autenticidad de la carne. Foto cedida

Ya son bastantes los que se han animado a probar esta carne, aunque aún se puede probar esta versión casi minimalista de un plato de carne. Y es que «un producto como este no lo puedes camuflar», explica Caramé.

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