González Byass lanza en un tabanco virtual la edición de 2020 de su Tío Pepe en rama, uno de los vinos de la firma más perseguidos por los aficionados

 

Antonio Flores, el enólogo de la bodega González Byass de Jerez señala que «jamás olvidaré cuando sonaban las campanas de la Catedral de Jerez, mientras catabamos los vinos. A mi hija Silvia, que me ayudaba en la selección y a mí se nos ponían los pelos de punta. Tanta soledad, tanto silencio, tantos días difíciles y esas campanas…eran muchas sensaciones».

Para Flores, todo un veterano en esto de los vinos, hijo de capataz de bodega y padre de enóloga, será dificil de olvidar la edición 2020 de «Tio Pepe en rama». La selección final la hicieron con guantes y no fue por cosas del lujo, sino por el puñetero Coronavirus.

Tío Pepe en rama es una de las jogas de la bodega jerezana. Es un vino de esos que se sacan a la venta casi salvajes, pero con el salvajismo moderado que tienen unos líquidos que llevan descansando en un barril «un puñao» de años. Ya dicho en más académico son vinos que ni se filtran ni se clarifican dos procesos a los que se sometía a los jereces cuando se inició su industrialización para garantizarles una vida más larga y unas mejores condiciones de transporte.

Con estos vinos llamados en rama lo que se pretende es buscar la autencidad, disfrutarlos tal como se podría hacer en la bodega, recien sacados de la bota con una venencia.

La edición es corta:  18.400 botellas de tres cuartos de litro y otras 300 de litro y medio, «magnun» le dicen a esto último los entendidos. Son unas botellas más grandes y que según los expertos permite «expresarse más» al vino en ese lenguaje casi mágico que manejan enólogos y someliers.

Cada botella se vende, en la tienda del Tio Pepe (verla aquí) a 15,39 euros y la expectación es tal que se acaba en pocas semanas. De hecho la bodega tiene una lista de clientes bautizada como «gente en rama», interesados por este vino y que alcanza ya las 2000 personas.

El proceso de selección es largo y comienza en octubre. Entonces se analizan unas 2000 botas de vino que se encuentran en las bodegas jerezanas de Rebollo y La Constancia. Allí descansa el Tio Pepe ayudado por la famosa técnica jerezana de las criaderas y la soleras. A cada bota se le da «nota» y se le colocan de 4 a 0 estrellas. A la segunda fase pasan las que han tenido 3 o 4 estrellas. En esta ocasión fueron 200 barriles los que obtuvieron «los sobresalientes».

Flores señala que para los vinos ha sido un año excepcional para envejecer en la bodega ya que ha sido un invierno de temperaturas templadas «lo que ha hecho que se desarrolle mucho más el velo de flor» una especie de «manta milagrosa» de levadura que se forma sobre los vinos y que los «separa» del aire.

El proceso continúa con una segunda selección, ya realizada en primavera y en la que se seleccionaron las 67 botas que se han embotellado. Flores destaca que «es una las sacas de Tío Pepe en rama que más me han gustao».

Los vinos se embotellaron el pasado 23 de abril, vestido, además con una etiqueta, diseñada por el artista Hugo Zapata y basada en antiguas etiquetas de vinso que se conservan en la bodega.

La presentación de esta nueva añada del Tio Pepe en rama, la número 11 de la colección, se realizó en un «tabanco virtual» en el que hizo de director de ceremonias José Argudo, rsponsable del departamento de Marketing de González Byass. En la reunión virtual, realizada a través de una videoconferencia conjunta, en la que participaron un centenar de expertos en el mundo de la comunicación y los vinos, Antonio Flores fue detallando las virtudes del nuevo vino y desgranando la figura del tabanco, un establecimento jerezano de gran tradición y que en los comienzos de su historia era un sitio donde se vendía vino y tabaco, de ahí su nombre.

En este video Antonio Flores explica que es un fino en rama

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