Antonia Cueto cumple a los 60 su sueño de tener una churrería propia, donde despacha una receta inventada por ella: los churros de patata

Cuando faltaban días para su sesenta cumpleaños, Antonia Cueto se enfundó un mandil negro, regalo de sus nietos Ivan y Natalia, y cumplió el sueño de abrir su propia churrería. La única churrería de Setenil de las Bodegas y el único sitio donde se pueden probar los churros de patata.

Antonia ha trabajado toda su vida en lo que iba saliendo: normalmente en el campo, cogiendo aceitunas. Hacer churros los hacía de siempre, pero no profesionalmente, y no porque ella no quisiera. Precisamente, en esta afición ella veía una salida a la precariedad y al desempleo crónicos, pero en el camino sólo había obstáculos. El primero, que no había manera de convencer al Ayuntamiento de que le dejara poner una churrería en el pueblo. «Pero yo soy muy cabezota», asegura.

Los cambios en el Consistorio trajeron la deseada autorización. Ni la enfermedad logró entonces apartarla del objetivo, y fue a donde hizo falta para montar su puesto. Para hacer un plan de negocios en condiciones, acudió al CADE de Olvera (uno de los centros de apoyo al emprendimiento de la Junta) a que le asesoraran. Allí ponen a Antonia de ejemplo a través de sus redes sociales. La definen como «una persona de las que se crecen antes las dificultades que les presenta la vida. Asume superar todos los obstáculos como un auténtico reto tanto en su vida personal como profesional». Y es que allí, entrando por la puerta se encontraron lo que en los papeles es una persona desempleada de larga duración con 60 años, y en la práctica, una persona fuerte y vitalista que tiene a cinco personas a su cargo y mucha determinación. «Ha demostrado que se puede emprender con ilusión y mucha fuerza a cualquier edad», explican.

Antonia dice que no es ambiciosa, aunque sí quiere sacar el mayor provecho del puesto que tanto trabajo le ha costado conseguir. Y no sólo se trata de conseguir un sueldo, sino también dar un ejemplo a su familia. Que vean que se puede y no se desanimen nunca.

Churros de patata y helados

La Churrería de Antonia está en Bodegas de la Sombra, en una zona con gran afluencia turística en este pintoresco pueblo. Es un pequeño quiosco blanco. Allí, desde octubre de 2016, vende churros junto a uno de los pequeños puentes que salvan el cauce del Guadalporcún. En el puesto se pueden encontrar churros normales, rosquillas caseras y churros de patata, una receta inventada por Antonia, según explica.

Setenil es una localidad pequeña, que revive los fines de semana gracias a los visitantes. El quiosco se adapta a esta peculiaridad. Abre los viernes por la mañana (de 8:00 a 12:00) y sábados y domingos, en ese mismo horario y también por la tarde, de 17:30 a 21:00 horas. El horario se amplía en festivos y periodos de mayor afluencia turística.

El próximo proyecto de esta emprendedora es vender también helados hechos por ella misma, para lo que ya ha comenzado a adquirir todo lo necesario.

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