Llego a la Venta, olorcito a bosque y lo primero que me veo es pasar al camarero con una rebaná de pan de telera de grande como la suela de las chanclas de playa de Pau Gasol. Luego me siento y el hombre me explica que aquella tarrina maravillosa de color rojo peligro que hay delante de mí contiene el siguiente unguento: “Mira esto lo hacemos con las mijitas que quedan en el fondo de la olla cuando hacemos los chicharrones. Se mezcla con la manteca colorá y lo ponemos para los desayunos”. “Trae pacá” dije yo con la misma seguridad que saca la cartera un ministro de Economía. Metí el cuchillo y le hice un repellao de zurrapa a la tostada que si fuera disciplina olímpica gano lo menos 8 medallas (categoría oro). El efecto “invernadero” también se nota en las ventas y la manteca colorá se derritió, no en los polos, sino en la peazo de rebaná de pan de telera de la panadería de los Hermanos Tenorio de San José del Valle. El “calentamiento global” de la rebaná y la zurrapa provocó en mi un instinto animal y disfruté especialmente con el tercer bocao, porque se me quedó un poquito de zurrapa en el labio y aproveché para darle un lenguetazo mejor que las volteretas que dan las niñas de la Gimnasia Ritmica que salen en las Olimpiadas por la tele.
Al salir de la venta, después de ese erutito placentero que nadie se atreve nunca a confesar ni hacer público, mire para los laos, vi que no había nadie, y besé el suelo para dar el merecido homenaje que merecía aquel desayuno memorable. Yo sé que lo que voy a decir no es muy científico, pero las cosas son así. El precio del desayuno no lo sé, porque me conviaron…y yo por la ciencia cualquier cosa.
Una cosita final. Si van en invierno la cosa es aún más memorable porque en el salón hay una chimenea y ya ese pan, esa zurrapa y la chimenea tiene que ser casi un sueño tapatológico.
Para los amantes de los datos diré que además de la zurrapa de chicharrones, tienen más mantecas de elaboración propia como la zurrapa de chorizo, la de hígado o la de lomo en manteca.
La rebaná entra también en el mundo del gigantismo ya que suele estar en torno a los 25 centímetros de diámetro.
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