Hay tapas que son adictivas. Empiezas a comer y no paras hasta que el plato está más escamondao que el salón de Don Limpio. Esto ocurre con la media ración de berenjenas fritas de El Balti, en San Roque. La tapa tiene fama y la verdad es que se corresponde con ella. La berenjena viene partida en bastoncitos muy finos. La fritura es perfecta. No hay ni una gota de aceite y las berenjenas están crujientitas. Para acompañar te ponen un biberón con miel de caña para que le pongas lo que quiera. Te la sirven sin picos, ni ná, pero la verdad es que no hacen falta porque esto es lo que los finos llamarían un “snack”…aperitivo de toda la vida antes de que llegara el pijinglis. Baltasar Núñez “El Balti”, que lleva ya más de 40 años en esto de la hostelería, señala que la clave de la tapa es mojar durante un rato los trozos de berenjena en leche. Luego se escurren, se pasan por harina y a la freidora. La tapa la tienen desde que abrieron el bar en 1997. Las había visto hacer en Málaga “y me dije esto tenemos que hacerlo nosotros, pero mejorada” y no cabe duda de que lo han conseguido.