En la carta figura como Nigiri 1.6. El nombre es un juego de palabras porque este plato está en el establecimiento desde que abrieron el 16 de junio de 2017. Este nigiri es una muestra de cocina elegante, de esas que te dejan con ganas de más. Lo primero que llama la atención es como lo presentan. Viene sobre una lata de conservas. Son como varios bocaditos que se cogen con la mano. Cada uno de ellos lleva una versión sublime del pan de gambas que te ponen en los chinos. La oblea está realizada con arroz suflado y resulta muy agradable la textura. Encima, pero sin que pierda la oblea su punto crujiente, un guacamole al que el cocinero, Isidro López Lozano, formado en la Escuela de la Taberna del Alabardero de Sevilla, añade lima, dándole un punto más ácido. La estrella del plato son unas finísimas lonchas de mojama de atún rojo de almadraba de Gadira.
La coronocación es con una mayonesa al estilo japonés con un punto de soja adornada con granitos de sésamo de dos colores.
El conjunto resulta de lo más agradable, de esos platos que te comerías 33 y no pararias. Ya que estás allí te aconsejo probar también el postre homenaje a la tarta al whisky, otra obra de elegancia postrista.
El plato de nigiri sale a 4 euros (precio a julio de 2018)
El descubrimiento pertenece a las ciencia de:
Tunidotosia mayor. Caius Melus, el pensador romano que descubrió la ciencia tapatológica de la Tunidotosia, conocido como Callo el Menuíto, distinguía en sus apuntes entre la Tunidotosia mayor destinada al estudio de todo lo referente al atún y preferiblemente al rojo de almadraba y la tunidotosia menor, que estudia lo referente a los túnidos más chiquititos como la melva, la sarda, los toninos, los alistados y todos esos bichos que se dejan comer también y tan bien.