Los inspectores que han realizado el informe tapatológico han decidido bautizar estos garbanzos con el apodo de “pobres mios”…lo que es la primera impresión. Cuando te llegan a la mesa, los garbanzos, en su cazuela de barro, aparecen simplemente decorados con una loncha de morcilla y dos trozos de carne de cochino…pero es que cuando tu pruebas los garbanzos dices…pero pa qué le vas a poner más, si están más tiernos que Popeye cuando le regalaba un ramo de flores a Olivia. El guiso del cocinero Manuel Sánchez Moreno es un ejemplo de las grandes cosas que se pueden hacer con maestría y pocos ingredientes. Manuel sigue al pie de la letra la receta que le pasó su madre Isabel Moreno Pérez, una de esas fórmulas de un “poquito”: Lleva una cebolla, un pimiento colorao, unos dientes de ajo, su hojita de laurel y un triángulo cochino para darle sustancia (morcilla -también muy buena- chorizo y carne de cabeza de lomo de cerdo). El poquito fundamental es un poquito de manteca blanca que le da un toque divino a los garbanzos que vienen desde Setenil, en la Sierra de Cádiz. En la venta señalan que son uno de sus guisos de cuchara habituales, aunque lo van alternando con otros platos de cuchareo.