Teresa Parra Ruiz y su marido Diego Moscoso se hicieron el 29 de noviembre de 1976 con la gestión del bar El Cazador que ya existía en la misma localización, entonces la zona no estaba ni urbanizada. Aprendieron a hacer churros de un primo suyo y empezaron a ponerlos los domingos. Luego Diego enfermó y Teresa se quedó sola a cargo del negocio en el que le han sucedido sus hijos Antonio y Paco, que lo gestionan desde la muerte de Teresa en el año 2005.
Una foto de Teresa preside el mostrador donde están situados los peroles donde frien los churros. El sitio cuenta además con un comedor, situado junto a la barra donde se pueden tomar los churros acompañados con chocolate o café. Los hacen al estilo jerezano, de los conocidos como de los finos o de papa. Se pueden tomar en el establecimiento o también los preparan para llevar. Solo ofrecen desayunos, aunque una de las característicsa del sitio es que abren a las 3 y media de la madrugada. De lunes a viernes, además de los churros, sirven tostadas de pan. Funcionan como autoservicio. Los pedidos se piden en la barra y el propio cliente se lo sirve en la mesa.
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