Los cálculos de los actuales propietarios es que el establecimiento se fundó en torno a la década de los cincuenta, entonces en las afueras de la ciudad, de ahí su caracter de venta. El dato de la fundación lo corrobora el historiador Juan de la Plata en su libro «Los Tabancos y Ventas de Jerez» que también sitúa la fundación de la venta en la década de los 50 y atribuye su apertura a un tonelero. Ahora, sin embargo, el establecimiento está integrado en ella, aunque conserva rasgos de venta como un aparcamiento junto a ella o los desayunos cuidados, además de la cocina tradicional. David Benitez, regenta el establecimiento desde el 2006, aunque antes pasó 14 años trabajando en el establecimiento. El nombre del local, cuenta, puede que venga de su primer dueño que se llamaba Hermenegildo. El local cerró en enero de 2018.

El establecimiento tiene barra y terraza. En el mismo salón de la barra hay mesas para tapear y luego cuentan con otro pequeño salón más, todo de estilo funcional. La estrella de la casa son los desayunos con unas gigantescas rebanás de pan cateto que se sirven con varios tipos de mantecas y también con aceite y jamón. También molletes. Al mediodía,  ya que por la noche no abren, la estrella son platos como el menudo, los calamares rellenos, que llaman volaor en el local, la ensaladilla o la carne mechá.