San Jacobo, nuestro santo patrón, se nos apareció en sueños y nos encomendó rendir respetos a un primo suyo en la plaza de Mina de Cádiz. Se trata del Cachopo, un plato de origen asturiano que se ha aparecido en el Ultramar&nos.
El empanado en cuestión viene portado sobre una tabla de madera. Le acompañan, a un lado, una fuentecita de patatas asadas y dos salsas para administrarlas al gusto: de ketchup y mostaza.
El cachopo viene ya cortado en aproximadamente una docena tiras de un par de dedos y, desde el primer vistazo, se ve que enfrentarse con él no va a ser tarea fácil. Hay que pedir refuerzos o prepararse para este momento con ayuno y abstinencia previas, o lo que es lo mismo: llegar esmayao.
El interior del empanado crujientito guarda un filete de ternera, cecina de León, queso de cabra payoya y berenjena, lo que lo diferencia de la composición tradicional jacobiana y le da un puntito especial.
La foto del cachopo antes de ser devorado es cedida por el establecimiento.
El descubrimiento pertenece a las ciencia de:
Este cachopo puede estudiarse desde dos ópticas de la Ciencia. Por un lado sería objeto de estudio del Sanjacobismo una ciencia que estudia al San Jacobo (filetes de cerdo o ternera rellenos con jamón y queso) y sus primos hermanos como el Aneto, el Cachopo o el Flamenquín. Por otro lado también, por su tamaño, estariamos ante un caso que puede ser observado por la ciencia del gigantismo apanrallao, que estudia todos los platos gigantes que se aparecen en formato «empanao» es decir, rebozados en huevo y pan rallao.
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