Abre sus puertas en 1996 por parte de Pedro Cepero y Enrique Torres, que siguen llevando el establecimiento.

Lugar singular tanto por su estética como por su cocina. Está ubicado en una casa construida como las tradicionales de la zona con gruesos muros de piedra, que la aislan de los cambios de temperatura, y techo realizado con cañas. Cuenta con un salón interior, presidido por una chimenea y dos terrazas, una cubierta y otra en un patio rodeada de cesped.

La cocina es muy singular y se aparta de la habitual en las ventas. Así hay una curiosa mezcla entre cocina internacional, cocina gallega y cocina autóctona fruto del ingenio y la sapiencia de Enrique Torres, un marino e ingeniero que decidió convertir en su profesión su afición de toda la vida, la cocina. De que todo salga bien en los comedores se encarga su socio Pedro Cepero, un magnífico maestro de ceremonias que, además, cultiva, en la trasera de la venta verduras y gallinas que luego servirán para elaborar los singulares platos de Enrique.

Informaciones sobre este establecimiento anteriores a 2017, aquí.