Jesús Domínguez y Loli Bazán pusieron en marcha el negocio en el año 1979, como una tasca en la que se ofrecia café y vinos. Incorporaron también alguna tapa fría y su fama la alcanzó con los caracoles que hacia Jesús Dominguez, famosos en toda la provincia. En 1991 se trasladan a la actual ubicación, aunque el otro bar estaba muy cerca. En 1996 se incorpora al negocio, con tan sólo 16 años, Isidro Domínguez Bazán, hijo de ambos y que ahora regenta el establecimiento. En 2018 ha sido completamente renovado. El nombre del bar se debe a un apodo que tenía el padre de Jesús Domínguez, que era muy sincero en sus opiniones y por eso le pusieron «Franqueza».
El local cuenta con un salón interior, completamente acristalado y con decoración industrial. Hay también barra y mesas. Fuera una amplia terraza que ponen cuando el tiempo acompaña. Se come a base de tapas y platos. La oferta es variada y tienen pescados fritos aliños, algunas tapas con toque creativo, guisoteo y algunos pescados a la plancha. Son famosos sus caracoles, que aromatizan con un poco de hierbabuena. Suelen tener también un pescado poco conocido como la chova, que elaboran en adobo y también a la plancha. Buena relación calidad precio. Admiten reservas.
Precio: Entre 10 y 20 euros.
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