Abre en Cádiz Marambay, un proyecto que recupera un terreno en la capital gaditana para crear un centro de ocio ambiental con restaurante incluido.

 

Hasta hace poco, Santibañez era un terreno sin uso, plagado de chumberas, situado en el saco interior de la Bahía, entre Cádiz y San Fernando. Es aún Cádiz, el poco terreno rústico que queda en la capital gaditana. Tan poco color se le veía a este terreno tras décadas de abandono, que en 2017 pedían por las 40 hectáreas (con molino de mareas y un ventorrillo del XVIII y dos polvorines o casamatas) 10.000 euros, una cifra que en Cádiz-Cádiz sólo alcanza para comprar un trastero. Y de los chicos.

El comprador fue Héctor Bouzo, que durante los últimos tres años ha estado trabajando e invirtiendo en este espacio hasta que, el pasado lunes 10 de agosto, abría al fin el centro del ocio ambiental Marambay. Un espacio con cafetería y restaurante, con estero, con espacio para celebraciones (de hecho, ya hay alguna contratada) y una terraza con magníficas vistas a la Bahía.

De la parte gastronómica se ocupa Carmen Doello, que anteriormente había trabajado en Toro Tapas. La carta tiene bastante variedad. En entrantes, salmorejo, una versión del ajoblanco con manzana osmotizada en PX, ensaladilla de gambas, jamones y embutidos de Montesierra, quesos y chicharrones de Chiclana y también de atún.

Hay tres ensaladas, de César a la hindú de sandía y queso feta, y una sección de frituras con croquetas de rabo de toro, tortillitas de camarones de estero, pavía de merluza con alioli negro y choco frito.

En pescados no falta el atún, que se sirve en tataki con tomate macerado en sola, el bacalao, la lubina de estero (en ceviche y con leche de coco) o para compartir, un tartar de gambas sobre ajo blanco con crema de erizos, ostras variadas al natural, en tartar y en escabeche o el salmón sobre salmorejo de fresa.

La terraza cuenta con impresionantes vistas. Fotos cedidas.

Un tataki de presa ibérica de Montesierra abre la sección de carnes, donde también encontramos entrecot de ternera, chuletón de vaca frisona y dos hamburguesas (una de ellas de cordero lechal). En especialidades están la lasaña crujiente de rabo de toro, un guiso de carrillada ibérica, huevos fritos con jamón, el revuelto de salicornia de la propia salina, canelones de mariscos y el arroz del día. Tienen opciones veganas (salmorejo de fresas, una «trilogía» de hummus, pakoras de verdura y pad thai) y postres caseros.

Además, hay platos fuera de carta, algunos de ellos procedentes de los productos de los propios esteros, donde se crían doradas, langostinos o lubinas. También existe la posibilidad de que la degustación sea la continuación de una visita para conocer mejor las salinas, y que incluya una demostración de cocina.

La carta de vinos ha sido elaborada por Distribuciones Merino con bastante variedad y la presencia de productos de la tierra, incluyendo las cervezas que se elaboran en botas de Jerez 15&30.

Marambay también ofrece desayunos y meriendas. De momento, explican desde el establecimiento, estos desayunos los están disfrutando también ciclistas, pues aunque al establecimiento se accede en vehículo, también se puede llegar desde el camino que corre paralelo a la vía del tren y que también conduce al sendero de La Dolores, el único sendero en Parque Natural de la capital gaditana.

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