La Plaza de Jerez sigue muy viva: en ella se pueden encontrar puestos de toda la vida, regentados por la misma familia desde hace generaciones, y otros recién llegados. El recinto mira hacia adelante con dispositivos para facilitar las compras fuera de horario, como unas taquillas refrigeradas, y planea crear un rincón gastronómico.

 

Es uno de los más antiguos de la provincia, pero lucha por responder a las necesidades que han creado los nuevos hábitos de consumo. A su favor juega, además de su impresionante edificio y su magnífica ubicación en el centro de Jerez, ser uno de los mercados con los precios más ajustados. Al menos, así lo aseguran los comerciantes.

El Mercado de Jerez abrió en 1885. Lo construyeron, bajo la dirección de José Estévez y con un presupuesto de cuatro millones de reales, sobre los terrenos que habían sido del convento de San Francisco.  Así que el día 25 de abril del próximo año, este mercado neoclásico cumplirá los 140 años, una ocasión que se celebrará, según adelanta la concejal delegada de Empleo, Trabajo Autónomo, Comercio y Empresa del Ayuntamiento de Jerez, Nela García Jarillo. Tiene muy claro que hay que mimar La Plaza: «es algo que tenemos que seguir cuidando, que seguir potenciando».

De momento, ya hay algunas novedades a las que dar la bienvenida, a las que se sumarán otras en breve. Actualmente, adosado al exterior de uno de los laterales del edificio hay unas taquillas que permiten hacer la compra en el Mercado… aunque no se tenga tiempo de ir al Mercado. El cliente se pone en contacto, por el método que prefiera, con el minorista y le encarga lo que desee. También acuerdan el método de pago como más les convenga. El comerciante se encarga de dejar la compra acordada en una de las taquillas; para productos como el pescado hay disponibles unas taquillas refrigeradas. El cliente se puede acercar en el momento que quiera, de ocho de la mañana a nueve de la noche, y abrir su taquilla con un código QR que le proporciona el vendedor. De esta forma, las taquillas se convierten en un punto de intercambio en el que los alimentos permanecen preservados a la espera de que los recojan.

La siguiente novedad que llegará al mercado, según explica García Jarillo, es la transformación de parte de uno de los pasillos del mercado, cuyos puestos están actualmente cerrados y han sido reformados, en una especie de rincón gastronómico donde se puedan servir por ejemplo, tapas; serán puestos que vendrán a complementa la oferta ya existente en el equipamiento municipal, y que pueden ir desde floristerías hasta tiendas gourmet o de souvenirs, pasando por gastrobares.

Precisamente junto a la zona destinada a este nuevo uso está uno de los recién llegados al Mercado, la Gallina Violeta (más información aquí), un puesto que convive con otros que llevan allí toda la vida. Como el de pescado de Luis Zarzana, la cuarta generación ya al frente de un establecimiento que rememora cuando sus predecesores traían el pescado en mulas desde Rota; o Miguel Barranco, al frente de un puesto de aceitunas y encurtidos que ha sido de su familia durante igual número de generaciones. Otro de los veteranos, Juan Ignacio Parada de Mariscos El Remendao, es también presidente de la Asociación de Comerciantes del Mercado de Abastos ‘La Plaza’. Explica que el mercado jerezano es el más barato de la provincia, debido al esfuerzo que realizan los minoristas para adaptarse a los tiempos.

«Esto es una auténtica maravilla en precios que nadie tiene», asegura. Y explica que esta relación calidad-precio afecta a todos los sectores: pescado, frutería, carnicería, recova… Juan Ignacio conoce bien el mercado. Es pescadero desde hace 36 años. Tenía solo doce cuando su padre enfermó y él tuvo que dejar el colegio para sustituirlo. Su compañero Luis Zarzana, asegura que el pescado «no es un trabajo para mí, es mi forma de vida». «Yo estoy muy contento, me conozco al público, me conocen y me doy a querer», explica. Eso sí,  el ambiente del mercado ha cambiado, «como la vida misma, hay otros gustos, otros valores y otra alimentación».

Miguel Barranco explica cómo han variado esos gustos en su sector, el de las aceitunas y encurtidos. Lo tradicional, explica, siempre vende, pero ahora la gente también quiere probar cosas nuevas, como los rellenos de almendra o de ajos, «cosas que antes ni se imaginaría uno». Barranco cumplirá el próximo mes de noviembre 28 años al frente de su puesto.

Frente a ellos, el recién llegado, La Gallina Violeta, trata de atraer a los clientes con una oferta de panes donde no faltan especialidades integrales y panes elaborados con centeno o espelta, que se complementa con bollería artesanal y ecológica. El negocio de Toni Guillén era inicialmente de venta de productos ecológicos como huevos o verduras en Las Pachecas. Guillén aprendió a hacer pan en los campos de refugiados de Argelia y lleva años ofreciendo pan artesanal. El negocio se trasladó a El Portal y ha ido evolucionando: actualmente el grueso de la oferta está en el pan y la bollería, y se complementa con queso, huevos o miel. Hasta la apertura del puesto en el mercado, en noviembre de 2023 las ventas se hacían mediante reparto en Jerez y El Puerto. Ahora, en el puesto compran los clientes que ya solían frecuentar el mercado, así como otros que entran expresamente a buscar sus panes, explica Guillén.

Un mercado en el centro histórico

Al mercado también se le conoce como Plaza de Abastos o sencillamente La Plaza, se encuentra en el centro de Jerez, en la calle Doña Blanca. Con sus fachadas construidas en piedra y adornadas con cerámica vidriada, en la que se han recuperado las grecas que tuvieron en su construcción, es inconfundible. Las entradas y puertas principales conservan las rejas de hierro primitivas y a través de la calle Parada y Barreto se accede a la entrada principal mediante un paseo con numerosos naranjos. No sólo es un lugar para comprar, sino también para visitar. Lo más impresionante del interior es, sin duda, la zona del pescado.

Actualmente, el interior del edificio alberga 115 puestos. La mayoría son los de frutas y hortalizas, 43, seguidos muy de cerca por los 40 de pescados. Hay otros quince dedicados a las carnes, siete de recovas, tres de ultramarinos, dos de aceitunas y dos de especias. El recuento se completa con una panadería, un congelado y un bar. El Mercado dispone de cuatro amplias cámaras frigoríficas en sus sótanos donde se pueden conservar carnes, pescados y frutas.

El edificio ha sido rehabilitado en diversas ocasiones a lo largo de su historia. La última obra es muy reciente, y se inició de julio de 2022, y aunque hubo que trasladar puestos, se ejecutó intentando afectar lo menos posible la actividad comercial para evitar los cierres. Las reformas más importantes realizadas en el edificio anteriormente fueron en a finales de los años 50, cuando se eliminaron tres naves y  dos plantas, y en 2007, cuando se reformó la nave donde se ubican los puestos de pescado.

Más sobre el Mercado de Abastos aquí. 

Comer churros antes de visitar la plaza es una actividad muy recomendable. Junto al mercado hay dos churrerías. Foto: Cosasdecome

Y además…

Y un video sobre los desayunos en la ciudad:

17 mercados que merecen una excursión

 

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