Haiyun Pan, Lingzhong Qiu y su hijo Junyi Qiu regentan «El Tabanco de Mary Lin» desde 2013. Fueron de los primeros chinos en montar un bar de cocina tradicional española y también en hacerse con un tabanco. Aunque les costó descubrir cómo funcionaba el negocio, sus tapas se han ganado una clientela de la zona.

 

Durante algunos años los tabancos de Jerez estuvieron casi olvidados, casi como el propio vino de jerez, relegado a hombres mayores que charlan en las barras. Hace una década una nueva generación quiso volver a dar valor a uno de los espacios más típicos de la vida en la calle de la ciudad.

Casi al mismo tiempo en el que estos establecimientos volvían a la vida quitando el polvo a viejas botas, sacando brillo a las barras y a viejos carteles de tardes taurinas, Mary, Lin y Pepe se hacían con un local antiguo en la calle Arcos con la idea de montar una cafetería. No sabían que ese local era un tabanco, ni siquiera qué es un tabanco. Pero ahora se llama el Tabanco de Mary Lin.

La historia se entiende mejor con los nombres originales de los protagonistas: Haiyun Pan, Lingzhong Qiu y su hijo Junyi Qiu (para los vecinos, Mary, Lin y Pepe). Llegaron a España movidos por las circunstancias de su país, China. El primero en salir de Zhejiang, la zona de la que vienen fue el padre, Lin, quien pasado un tiempo pudo traer a su mujer e hijo.

En el Tabanco de Mary Lin no falta el vino de jerez. Foto: Cosasdecomé

Empezaron trabajando en bazares, porque era lo más común entre la población china en España. Los bares empezaban a colocarse como un nuevo negocio potencial para ellos. Fue entonces, en 2013 cuando decidieron hacerse con el local de la calle Arcos 42.

Empezaron desde cero. No sabían cómo gestionar un bar y el idioma era una gran barrera. Junyi, en aquel momento tenía 13 años, y aunque se crió en el jerezano barrio de San Telmo desde pequeño, estudiaba y no podía ayudar a sus padres.

Pasaron por momentos difíciles, cuenta, e incluso pensaron en cerrar. Junyi narra como muchas personas que entraban al tabanco se iban al ver que estaba regentado por chinos. No era una situación habitual en aquel entonces. Por suerte, ahora tienen una clientela fija que los conocen y los aprecian.

Parte de este afecto nace en el estómago. Mary es quien cocina. Su especialidad en carta es la ensaladilla, aunque su hijo presume también de su paella y de la tortilla de patatas: «Cuando un amigo la probó me dijo que era la mejor que había comido». En la carta también hay queso, boquerones, chocos, croquetas, pavías o chacinas. De vez en cuando, si el tiempo se lo permite, preparan unos fideos chinos con verduras, arroz, pollo y huevo. Es casi un secreto que los clientes habituales conocen y piden por estar hechos al momento. Todo esto con la posibilidad de ser acompañado, como no, por lo vinos de jerez.

Llama la atención el cartel que cuelga tanto fuera como dentro del local. Se trata de un logotipo que un cliente habitual que hace trabajos en cristal les regaló. El nombre del local «Tabanco de Mary Lin», donde se unen los de los propietarios, está rodeado de un diseño de inspiración china que hace ver que se trata de un lugar especial. Especial, pero con la misma rutina que en cualquier bar, los mismos buenos días, las mismas charlas entre clientes de cómo está la vida, y el mismo trabajo duro, día a día, tras la barra.

Horarios, dirección y más datos sobre El Tabanco de Mary Lin, aquí.

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