El plato es de los vistosos, de los que entra por los ojos y luego no decepciona. José Ruiz Loaiza, su autor, señala que lo pusieron en carta desde el primer día que abrieron, mayo de 2017, y se ha convertido en uno de los platos de éxito de este establecimiento que tiene una carta con personalidad.

Los raviolis están hechos, en vez de con pasta italiana, con pasta wanton, que es mucho más fina. Los rellenan con una crema cuya base es un queso tipo Idiazabal y luego se cuecen en agua. Para presentarlos van sobre una crema, muy lograda, de calabaza que le da un toque dulce, pero sin molestar. La crema es de mojar pan. Como contraste lleva unas pipas de calabaza, el toque crujiente, y unas bolas de manzana ácida, para descansar el paladar. Lleva también un aceite de trufa para decorar. El plato, con cuatro raviolis, sale a 7,90 euros.

El sitio cerró en el año 2020.

El descubrimiento pertenece a la ciencia de:

Pastoseo imaginativo: Dicesé de la disciplina científica que estudia los platos compuestos por pasta italiana, en cualquiera de sus manifestaciones, y que vayan más allá de la boloñesa o la carbonara. Se valora la utilización de productos locales y evitar el uso del kiwi.

…y para acompañar