Una de las características más destacadas de estos churros es su punto de «crujientismo», realmente logrado. Están rubitos, sin nada de aceite y lo sirven en los típicos cartuchos de papel de estraza. El maestro churrero José Luis Hermoso los aprendió a hacer de su padre, que fundó esta churrería en la década de los 70 del siglo XX. De servirlos se encarga su esposa, Loli Barroso, que siempre ofrece un poquito de «azuquita» para ponerles por lo alto si el cliente lo desea. Venden también chocolate para acompañar. Si prefieres tomartelos sentado y con un cafelito muy cerca está el bar La Jaula, donde te puedes sentar a disfrutarlos. La ración de churros sale a 1,50 y si lo quieres comprar al peso, el kilo sale a 10 euros (precio a agosto de 2021).
Lugar
Población
Día de hallazgo
04/08/2021
Ciencia
Descripción
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