Crujientes y algo más gordos de lo habitual son las características fundamentales de estos churros que ponen en el café bar La Ruleta de San Fernando. No tienen nada de aceite sobrante y se presentan de una forma original, una pequeña rueda individual, de tamaño bastante generoso. Jesús López, el propietario del establecimiento, señala que la costumbre de servirlos así surgió porque a veces algún cliente pedía churros cuando ya había menos clientela y se le hacía una pequeña rueda para él. La cosa gustó y al final se terminó convirtiendo en la forma de presentación del sitio.
Agradecemos a varios tapatólogos que han dado pistas sobre la bondad de estos churros en el artículo para la elección de la ciudad más churrera de la provincia. (pinchar aquí para verlo).