El plato es como el arrejuntamiento de dos a la vez. Por un lado son unos huevos rotos con patatas, un poco especiales y luego se «fusiona» con unas colas de cigalas hechas al ajillo.
De las cigalas sólo se utilizan las colas y van peladas y refritas con ajo, un toque de guindilla y su perejil. Luego este refrito se junta con unas patatas como pochadas, no las típicas fritas, sino como si fueran para tortilla, y un par de huevos fritos que aparecen enteros ante el comensal. Lo suyo es arrejuntarlo todo, las cigalas al ajillo, romper los huevos y lograr así que la yema bañe las papas y las cigalas. El plato resulta muy agradable. La cosa se remata porque utilizan para acompañar pan del horno Artesa de Arcos, una delicia en lo que es el remojao en salsa. El plato sale a 10,90 euros (precio de agosto de 2021) y lo han estrenado en octubre de 2017 con la nueva carta del establecimiento (más información aquí).
El descubrimiento pertenece a la ciencia de:
Huevoponcia apuntillada: El colegio ha tenido importantes debates a la hora de elegir el nombre de la ciencia para el estudio de los huevos fritos con papas. Algunos tortillólogos esgrimen que el huevo con papas no es otra cosa que una tortilla de papas deconstruida y quieren incluir su estudio entre sus competencias. Finalmente el Colegio ha decidido que el huevo frito con papas, por su historia e interés tapatológico, debe ser objeto de una ciencia independiente, la huevoponcia apuntillada. El adjetivo hace referencia a las puntillas que se forman en el extremo de la superficie que ocupa la clara del huevo al freirse. Finalmente la docta institución establece la posibilidad de establecer un segundo adjetivo: papaguardicionada, cuando se acompaña al huevo o los huevos con papas fritas o exenta, cuendo el producto ovoide se presenta en soledad.