Huesichuposia carnestólica. Por fin llega un descubrimiento de una de las ciencias tapatológicas más practicadas y placenteras del mundo, la huesichuposia carnestólica o arte del chupado de los huesesitos de las chuletas de cordero, las costillitas de cerdo y las alitas de pollo. Aunque sea un guarrindongerio no hay cosa más placentera que chupar un huesesito de estos hasta dejarlo más limpio que si hubiera salido del lavavajillas. Será que se nos aparece el instinto animal. En el caso del tapatólogo, chupar un hueso no es un signo de guarrindongo sino toda una muestra de saber y señorío tapatológico tan sólo comparable a otro noble arte como el del rebañado de plato hondo.
El Simancón de Grazalema ofrece varios placeres en uno. Sentarse en su terraza a comer con toda la Sierra de fondo ya te deja preparado para lo mejor, pero si luego te llegan a la mesa unas chuletitas de cordero, doraditas, casi cucurruítas por fuera, y tiernas por dentro, ya la cosa alcanza casi la experiencia celestial. El autor de este fenómeno es José Diánez el copropietario y cocinero de El Simancón que conoce a la perfección todo este difícil mundo del ovino. En El Simancón compran los corderos procedentes de la Sierra de Sevilla, que linda con la de Cádiz. Se trata de ejemplares de entre 8 y 10 kilos que ya han comido algo de hierba, aunque la mayoría de su alimentación ha sido la leche materna. De ellos se aprovecha todo, así las patas y los brazuelos se sirven al horno, mientras que las chuletitas, que es el caso de este estudio, se presentan a la plancha o empanadas. También sirven el cordero relleno.
Las chuletitas vienen acompañadas de dos guarniciones bastante originales, una de zanahorias refritas con apio, comino y nuez moscada y otras de patatas fritas metías en tomate, una guarnición (caso de papaguardicionería) habitual en los bares y restaurantes de Grazalema, aunque Jesús Antonio Ramirez Naranjo, el encargado del establecimiento señala que ellos fueron de los pioneros en utiilzarla. El Simancón abrió sus puertas, de la mano de José Diánez y de José María Ramirez Naranjo, en 2002 y desde entonces está especializado en cordero, una de las estrellas de la gastronomía de Grazalema. La ración de chuletitas de cordero se cotiza en el Simancón a 12,90 euros (precio a octubre de 2020). El sitio cerró en enero de 2021.