La gallineta frita "pringona" del Cortijo de Guadacorte
Tapa
La gallineta frita «pringona» del Cortijo de Guadacorte
Tapatólogo descubridor:
Población
Día de hallazgo
Descripción

El Cortijo Guadacorte es un sitio de esos con encanto. Situado en unas antiguas caballerizas es de esos restaurantes de producto, de los que tienen una neverita acristalada donde exponen los “tesoros” del día. Paqui Martín Espinosa, una de las propietarias de El Cortijo Guadacorte, cuando te sientas te cuenta los tesoros que hay ese día y a mi me gustó uno que respondía al nombre de Gallineta. Gallineta es un pescado de esos que se les califica como “para hacer caldo” y, aparte del sopeo, se utiliza muchas veces para hacer patés, como el famoso de cabracho, que, en muchas ocasiones lleva carne de este humilde de los mares.

La gallineta es bonita de color pero fea de cara…para que nos vamos a engañar, pero cualquier defecto se torna en maravilla cuando alcanza el estado de frita. En el Cortijo Guadacorte te la ponen cortada en “tajaitas” y, además de los trozos de la zona de el cuerpo, vienen ya otros trozos para disfrutar de lo que en lenguaje científico tapatológico se llama “pringoteo”. Así viene la cabeza o la ventresca, dos zonas con poca carne, pero donde el chupeteo de las espinas para arrancarle hasta el último trozo de pescado es un gran disfrute.

La fritura de El Cortijo Guadacorte es virtuosa, sin ni una gota de aceite sobrante y con una piel cucurruita. La carne blanca de la gallineta destaca especialmente. Este tipo de pescados, cuando se comen al estilo “pringón” con los dedos y sin tenedó, ganan especialmente porque los pedacitos chiquititos de carne, que es como una victoria del tapatólogo sobre el medio, te llenan especialmente.