El colectivo de tapatólogos Apolo y Baco señala: La clave está en que la carne del animal es muy jugosa y con mucha gelatina, y debe quedar tierna y el exterior crocante, algo que Paco consigue a las mil maravillas, ya que su truco es limpiarla bien y aprovechar solo el lomo. Y el adobo que utiliza lo elabora con orégano fresco, ajos, un poco de comino, con el que hacen un majao y le agregan vinagre y un poco de agua. Sin duda alguna al restaurante El adobo se va a comer pescaito frito, un plato que es patrimonio gastronómico de Cádiz y que está extendido por toda la costa andaluza y algunas provincias del interior.
Los tapatólogos realizan una crónica más amplia de su visita en su blog Apoloy Baco. Pinchar aquí para verla.
Los tapatólogos acompañan su informe con la foto de arriba.