Eugenio Camacho señala: Dudamos un instante entre el pulpo a la gallega o a la brasa, pero gana finalmente la primera opción. Como cocido por cualquier pulpeira en su olla de cobre, el cefalópodo llega en una generosa media ración con sus patatas, servido en el típico plato de madera. Lo suyo es empaparlo del agua de cocción antes de cortarlo. De esa forma ayuda a mantener la temperatura del pulpo para que no se enfríe tan rápido en el plato, que al estar la madera empapada, evita que se absorba el aceite. De los mejores pulpos a la gallega que uno ha probado en la zona desde que hace años dejarán de hacerlo en La Gallega, en San Fernando.
El tapatólogo realiza una crónica más detallada de su visita en su blog Abocallena. Pinchar aquí para verla.
El tapatólogo acompaña su informe con la foto de arriba.