El colectivo de tapatólogos Apolo y Baco señala: «Fueron dos horas y media de verdadero placer, donde el tiempo se te hace corto. Una comida divertida, muy agradable, sincera y llena de sabores intensos. No sólo está cuidado lo que está dentro de los platos. La vajilla, cubiertos y copas son diferentes para todos los platos y el servicio en sala vuela alto. La presentación en mesa de los platos son estéticamente extraordinarios, y muy agradables a la vista, pero no hay elementos superfluos, ni nada que enmascare lo fundamental del plato. A destacar entre las doce elaboraciones que Israel Ramos propone en el menú Arcilla, el plato “sierra y mar” de comienzo del menú, con un sabrosísimo caldo de chipirones y tagarnina presentado de manera austera sobre un estético cuenco; el intenso sabor del crujiente de gambas marinadas con pollo; el buñuelo marino con alioli de manzanilla, que se come de un solo y exquisito bocado; la ostra templada —quizás la mejor elaboración al gusto de los comensales, junto con el crujiente de gambas y pollo—; la caldereta de erizo y amontillado y la tórtola con coliflor. Y los postres, excelentes. Muy original la remolacha con vinagre y leche de cabra, y excepcional la Haba-Tonka, con chocolate y merengue».

Los tapatólogos acompañan su informe con esta foto y hacen una crónica más detallada de su visita en su página Apolo y Baco. Pinchar aquí para leer el informe completo.