Descripción

Curioso plato que recibe el nombre de sopa, además con z, y que se parece más a unas migas que a un plato tradicional de sopa, ya que no lleva caldo. La fórmula se repite con distintos nombres por varias poblaciones de la Sierra de Cádiz (pinchar aquí para ver la historia). La versión de la sopa que ofrecemos es del cocinero y profesor del Instituto Alminares de Arcos, Antonio Orozco.

Ingredientes

Para 8 personas

  • 1 kilo de pan blanco de la panadería Fuentes de Villamartín (debe ser del día anterior)
  • 1 cabeza de ajos
  • 1 pimiento verde de los de asar
  • 1 cucharada de sal gorda
  • 1 kilo de tomate maduro (tipo pera)
  • 1 litro de aceite de oliva virgen extra de la Sierra de Cádiz
  • Agua
Elaboración

Esta receta es de las típicas para el refrán “cada maestrillo tiene su librillo”. Se hace mucho en Villamartín, especialmente en invierno y los fines de semana cuando hay reuniones familiares. Lo primero es partir el pimiento en tiras y el pan cortarlo a rodajas finas como las que se emplean para las sopas. Se utiliza con la corteza y Antonio Orozco señala que es fundamental que sea, al menos, hecho del día anterior. Los tomates hay que prepararlos dejándolos sin piel y sin el pedúnculo. Luego se parten a trozos para incorporarlos al guiso. Se pone la sartén al fuego con el aceite. Debe ser una sartén de las que no se pegue, de las que se usan para las tortillas. Se pone a fuego medio y se añade la cabeza de ajo. Cuando empiece a dorarse el ajo se retira. Aquí ya tenemos la primera posibilidad de variación. En vez de poner la cabeza entera, otros “autores” prefieren incorporar el ajo cortado en láminas y dejarlo en el guiso. Una vez retirado el ajo, se incorporan los pimientos y se dejan freir hasta que se pongan dorados. Es el momento de incorporar el tomate. Se deja otros cinco minutos hasta que se haga. Es el momento de incorporar la sal y el pan cortado a rebanadas finas. Habrá que utilizar una espumadera para ir mezclándolo todo. Lo que ocurrirá a partir de este momento es que el pan “chupará” tanto el aceite como el agua del tomate. Para que la “zopa” esté más jugosa se incorpora como medio vaso de agua. A partir de aquí habrá que ir, ayudándose con la espumadera, aplanando el guiso para darle la forma de una tortilla. Cuando se le de la forma, se parte todo de nuevo con la espumadera y se le vuelven a dar vueltas. La intención de este proceso es que el pan se ponga algo crujiente. Una vez bien mezclado todo, se vuelve a aplanar, formando la torta y se le da la vuelta, como si fuera una tortilla. Entonces se deja dorar por el otro lado, también a fuego medio.

Lo típico en Villamartín es poner la sartén en el centro de la mesa y que cada uno se vaya sirviendo del perol. También es habitual acompañar este guiso con dos tapas “para refrescar” el paladar. Así se suele servir con aceitunas aliñás y rabanitos para ir alternando las “cucharás” de zopa con estos productos, que van en plato aparte.

El profesor Antonio Orozco con la sartén de zopa tomate. Foto: Cosasdecome