Descripción

Esta versión de los huevos a la flamenca es la clásica de la Venta Melchor donde este plato se hizo famoso cuando aún eran los padres de Juan Carlos Almazo, Melchor Almazo García y Joaquina Muñoz García, los que regentaban el local. “Ahora lo seguimos haciendo, no todos los días. Lo vamos alternando con otros guisos de tomate, pero es un plato habitual nuestro”.

Almazo señala que “sobre la receta clásica introducimos algunas variantes como los cuartos de alcachofas para adornar o los espárragos. Nuestro toque, quizás, más innovador es añadir en el sofrito de tomate unos champiñones picados, pero pienso que al plato le viene muy bien porque suaviza el tomate”.

Ingredientes

Ingredientes (Para 2 personas)

  • 500 gramos de tomates de Conil maduros
  • 1 cebolla
  • 1 pimiento verde
  • 1 diente de ajo
  • 125 gramos de champiñones
  • 1 patata
  • 1 cucharada de taquitos de jamón serrano
  • 1 cucharada de taquitos de chorizo
  • 1 cucharada de chícharos (guisantes)
  • sal
  • aceite de oliva virgen extra
  • 4 tiras de pimiento morrón de lata
  • 2 huevos de campo
  • 1 cucharada de judias verdes
  • 2 alcachofas de lata (opcional)
  • 2 espárragos blancos (opcional)
Elaboración

Juan Carlos Almazo, copropietario del restaurante Venta Melchor de El Colorao en Conil, señala que en este plato algo fundamental es el tomate frito “que es la clave de todo”. En este sentido señala que es fundamental, para que el plato quede bien hacerlo casero. Para elaborarlo emplea medio kilo de tomates de Conil que estén maduros, 1 cebolla y pimiento verde y un diente de ajo. Primero se le quita la piel a los tomates. Para que la labor sea más fácil se les hace un pequeño corte en la parte de arriba y se meten unos segundos en agua hirviendo. Una vez quitada la piel se parten en trozos. Se les quitan las pepitas y se reservan. En una sartén ponemos 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra. Cuando esté caliente se le incorpora la cebolla y el pimiento partido en tiras y también el diente de ajo en láminas. Se deja unos minutos a fuego medio hasta que la cebolla esté transparente. Entonces se incorpora el tomate y se deja consumir a fuego lento hasta que quede con aspecto de crema densa y de un color rojo más bien oscuro. Si se desea se puede dejar así o pasarlo por un chino para triturarlo.

Una vez preparado el tomate, en un sartén freimos las patatas, cortadas en láminas, como para tortilla. Se frien en aceite pero sin que queden crujientes. Se apartan, se escurren de aceite y se mezclan con el tomate. Se preparan entonces dos “flamenqueras” que son unas fuentes de aluminio en las que se prepara este plato. Si no se tienen se pueden hacer en fuentes individuales de barro, del que resiste el fuego. En la flamenquera se pone la mezcla de tomate y patatas. Debe ocupar el fondo del plato. A esto se incorpora en cada plato los guisantes y las habichuelas verdes ya cocidas en agua y partidas a trozos. Se añade también el champiñón picado, previamente refrito también en aceite.

Se calienta un poco la mezcla  a fuego medio y cuando esté caliente en cada plato se rompe un huevo en medio. “Cuando las claras comienzan a decir , aquí estoy yo” señala Almazo haciendo referencia a que se va poniendo de color blanco, “comenzamos la liturgia de los cuartos y siempre respetando el centro con las yemas. Primer cuarto: Al Norte. un poco de Jamón y chorizo todo ello picado a cuadrito. Al Sur, 2 Corazones de Alcachofas. Al Este, un poco de espárragos blancos y un restillo de champiñones, también a cuadritos para suavizar el tomate y al oeste, varias vainas de habichuelas, cocidas anteriormente”.

“Finalmente, continúa Almazo,  decoramos la yema de los huevos con 2/3 tirillas de pimiento morrón y tapamos las flamenqueras con tapaderas de ollas y minutos después a la mesa. Es importante que las yemas de los huevos queden para mojar ya que una vez en mesa es de muy buen gourmet de citado plato, partirlos y mezclar todos los condimentos, dando incluso gran importancia a la fusión, olor y temperatura del plato”.