Ya lo usaban egipcios y griegos, que lo ofrecían a sus dioses… nosotros se lo ofrecemos al puchero
El apio o Apium graveolens es un vegetal de un sabor acre que se pierde con el blanqueo de sus tallos durante el cultivo: así se consigue un sabor más dulce y su aroma característico.
Al apio le gusta el agua, y crece de forma espontánea en zonas pantanosas y cercanas al líquido elemento en toda Europa. De hecho, le gusta tanto el agua que su nombre, procedente del celta, significa eso mismo: agua.
Se consume de toda la vida, y toda la vida significa que ya egipcios y griegos lo consagraban a las divinidades y que los romanos lo comían en los banquetes funerarios y los depositaban en las tumbas como homenaje a los muertos. En la Edad Media se potenciaron sus propiedades culinarias y curativas, que las tienen: destaca su función diurética entre sus virtudes.
Hay dos épocas de siembra, una en invierno y otra en primavera, y aunque está todo el año en el mercado, los mejores se encuentran en otoño e invierno. Según las estadísticas del Ministerio de Agricultura, referidas a 2019, Andalucía destina 174 hectáreas a este cultivo, con una producción cercana a las 6.000 toneladas. Para la provincia de Cádiz, los datos son de 7 hectáreas y 490 toneladas.
En la cocina gaditana tiene muchos usos. Uno de los más conocidos es el de dar «saborcito» al puchero pero también se utiliza en berzas y cocidos y en ensaladas. Aquí te ofrecemos unas cuantas recetas para hacer con apio:
Ropa vieja de lengua de Antonio Caramé
Menestra de verduras con carne
Berza jerezana al estilo del bar Rody
Cola de toro con garbanzos y jamón al estilo del Meliá Sancti Petri
Garbanzos con chicharrones de Chiclana del restaurante La Sartén
Consomé de perdiz al oloroso
Puchero gaditano
Alubias de la granja con choco
Marinada de lisa de estero con vinagreta de lima y apio
Berza de la Venta Aurelio