Estos vinos dejarán de estar disponibles en su tradicional decantador soplado para pasar a embotellarse en sencillas botellas jerezanas lacradas a la antigua y pintadas a mano. La intención de la bodega es “compartir” un bien escaso duplicando las posibilidades de adquisición.

 

Con el término “Reliquias” se designan a aquellos vinos de mayor envejecimiento de Bodegas Barbadillo cuyo origen data de la primera mitad del s. XIX. Cada año se embotellan un máximo de 260 “ejemplares” de cada uno de los vinos únicos que se mantienen en lugares recónditos de las bodegas centenarias en Sanlúcar de Barrameda: 81 de Amontillado, 81 de Palo Cortado, 81 de Oloroso y 17 de Pedro Ximénez.

«Desde que uno de los más reconocidos presidentes de la bodega, Toto Barbadillo, mandara a Christie´s cuatro frascas de sus vinos de la familia, el prestigio de estos vinos no ha hecho otra cosa que crecer y ampliar su reconocimiento y representatividad», explica la bodega.

Pero ahora, Bodegas Barbadillo, a través del planteamiento de Armando Guerra, responsable de Descomunales Vinos Comunes (Alta Gama de Barbadillo) quiere compartir los escasos 30 litros que salen de las Soleras de la bodega para ampliar al doble los descorches. La idea de Armando es “reordenar y compartir” y para ello se ha lanzado un nuevo formato de medias botellas, sencillas botellas jerezanas «que quieren dar todo el protagonismo al contenido, un líquido exclusivo». Como único elemento ornamental, estas nuevas Reliquias, irán vestidas artísticamente con etiquetas pintadas a mano por el calígrafo Goyo Valmorisco, que lleva más de un año trabajando para dar forma a cada etiqueta. En palabras de Armando Guerra “el protagonismo absoluto debe estar en el vino y esta nueva propuesta debe girar en torno a él”.

Las etiquetas son obra del calígrafo Goyo Valmorisco. Fotos cedidas.

Otra singularidad es que estos vinos centenarios no llevarán fecha. En el Marco de Jerez siempre se han establecido diversas clasificaciones de vejez siendo las más importantes las denominadas VORS y VOS. Sin embargo hay vinos tan antiguos que, según Guerra, ponerles fecha es un absurdo. «Son los que han sido guardados o salvados por el destino. Son vinos muy escasos y casi imposibles de encontrar», aseguran desde Barbadillo.

Los fundadores de la bodega compraron vinos viejos hace ahora 200 años. Los guardaron «y ahora nos encontramos delante de un mundo diferente cuando saboreamos estos vinos. Un mundo poliédrico en donde el tiempo da paso a lo atemporal y a veces el vino trasciende hasta lo inmaterial».

Estas son las Reliquias:

Amontillado

Su disponibilidad anual está limitada a un total de  81 botellas. El precio es de 380 euros. Procedente de Bodegas Pedro Rodríguez e Hijos, integrada en Barbadillo. Es el resultado de la unión de dos soleras viejísimas: la de Amontillado Soberana que envejecía en la Bodega El Toro y la de Amontillado Hindemburg del Conde de Aldama. Antonio Barbadillo Ambrossy cambió a finales del XIX, diez botas de manzanilla por cada una del amontillado del Conde de Aldama, explican desde Sanlúcar.

Palo Cortado

La disponibilidad anual está limitada a un total de 81 botellas, que pueden comprarse a un precio de 380 euros cada una. Adquiridos ya como “vinos viejos” a mediados del S. XIX a la antigua Bodega Manuel de Argüeso, hoy en día desaparecida. Con estos y otros vinos viejos del Marco se creó la Solera de Palo Cortado en la casa palacio La Cilla. Las Reliquia de Palo Cortado corresponde a la “Bota NO” de esta solera histórica.

 

Oloroso

La disponibilidad anual del oloroso está limitada a 81 botellas y su precio es de 380 euros. Se trata de un oloroso extra seco legado por Benigno Barbadillo Hortigüela, fundador de la bodega en 1821, a su nieto Antonio Barbadillo Ambrossy. El propio Antonio Barbadillo Ambrossy los menciona en su testamento como Vinos del Abuelo. Desde entonces han permanecido en la Bodega La Cilla prácticamente sin ser tocados, según explican desde Barbadillo.

 

Pedro Ximénez

Disponibilidad anual limitada a 17 botellas / 380 €. Procede de unos toneles de Pedro Ximénez viejísimo que Don Rafael Terán Carrera dejara a Antonio Barbadillo Ambrossy a finales del S. XIX. En 1921 pasaron a formar parte de la solera de PX viejísimo instalada en la Bodega El Potro, de la Calle Sevilla.

 

 

 

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