Abre en el populoso barrio gaditano la pastelería puertorrealeña La Trufa, que además incorpora un nuevo producto: unos cartuchos de mini palmeras que comparan con chicharrones

El 21 de abril, La Trufa abrió sus puertas en el barrio más densamente poblado de Cádiz: La Laguna. La empresa puertorrealeña ha abierto en la capital gaditana tras expandirse rápidamente por su ciudad natal. La pastelería abrió a finales de 2011 de la mano de los hermanos Francisco y José Luis Mel en la calle Sagasta. Tres años más tarde ampliaron las instalaciones para poner una cafetería. En marzo de 2015 abrieron pastelería, cafetería y heladeria en el paseo marítimo de Puerto Real. La expansión de esta joven empresa continuó en enero de 2017, con un punto de venta en la calle José Saramago a donde también han trasladado su obrador central (más información aquí). Esto les ha permitido reformar la antigua sede de Sagasta para que albergue una cafetería, que se inauguró antes de Semana Santa.
Pero la expansión ha sobrevolado la Bahía y ha llegado a Cádiz. Aunque al principio pensaron en instalarse en la concurrida zona comercial del casco antiguo, finalmente se fijaron en un local de unos 50 metros que hace esquina entre la plaza Esquivel y Pintor Zuloaga, en La Laguna. Lo han inaugurado el día 21 de abril y ya se ha convertido en la «niña bonita» de la casa por su aspecto coqueto y la buena acogida que ha recibido.
En el establecimiento, que abre de diez de la mañana a nueve de la noche, los productos son todos para llevar, incluido café y batidos. Ahora se pueden probar en Cádiz una de la novedades de la casa, surgida casi por casualidad: los cartuchitos de mini palmeras.
Explica Francisco que creo estas minipalmeras para los batidos tipo golosos, que son esos batidos helados a los que se incorpora un sinfín de dulces y que se han puesto de moda (puedes leer un reportaje sobre este tema aquí). En su caso, todo lo que se coloca sobre el batido es de la casa: nata montada por ellos, trufita, tocino de cielo… Tras sentarse un rato junto a un montoncito de esas palmeras chicas destinadas a los batidos, se dio cuenta de que no podía parar de comer las, y al final acabó pensando en venderlas como los chicharrones: en un cartucho y al peso.
Las palmeritas, de seis tipos y que se comen en «dos bocaítos como mucho» se venden a cuatro euros el cuarto y ya están en todos los establecimientos de la empresa.
En Cádiz está el repertorio de dulces habitual de la casa y empanadas, incluyendo 24 sabores de helados propios.
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La Trufa

La apetitosa vitrina. Fotos cedidas por el establecimiento.

 
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Quiero probar los distintos sabores de un jamón