Vintage El Palmito, en plena calle de La Palma, elabora una fritura con los mismos ingredientes que la tradicional, sólo que diferentes verduras sustituyen al marisco. Es una de las peculiaridades de un establecimiento con horario continuado de cocina que vive sus mejores llenos por las tardes.

 

Tiene la harina de garbanzo mezclada con la de trigo, el perejil y la cebolla… pero ni rastro de camarones. Un bar viñero, Vintage El Palmito, ha creado una tortillita vegana para que aquellos que no consumen productos de origen animal puedan probar también las famosas tortillitas gaditanas. En este caso, no se sustituye al marisco con ningún producto que se le parezca, sino con verduras: pimiento rojo, calabacín y berenjena, que se sofríen un poquito antes de introducirlas en la masa. El resultado es una tortillita de bordes crujientes e interior jugoso, tirando a gordita, como se suelen servir en la capital gaditana. Está buena y recuerda a la original, aunque sin el sabor yodado de los camarones.

Las tortillitas se sirven solas o en un surtido junto con las tradicionales (8 euros).

La estrella más fina de Cádiz

La idea es de Vicente Fernández, propietario de Vintage El Palmito. Con treinta años de experiencia en la hostelería -25 de ellos de maitre en hoteles de la provincia- decidió abrir su propio negocio en pleno barrio de La Viña, en la calle de la Palma, en verano de 2019. Uno de los cosas que se planteó desde el primer momento es introducir platos para la cada vez más numerosa clientela vegana. «Nunca he entendido por qué hacer tan selectivos los restaurantes», asegura. A El Palmito puede ir un grupo en el que haya personas veganas y no veganas, y todos tendrán para elegir.

Vicente Fernández. Detrás, el cartel que anuncia el Rincón Vegano.

Otra de las peculiaridades de este establecimiento es el horario de su cocina: los fogones se encienden a las 12:30 y no se apagan hasta las 23:00 horas. Por este motivo, registran llenos a una hora peculiar: por las tardes. Y es que en los alojamientos del entorno ya conocen el horario y mandan allí a la gente que ha llegado más allá de la hora del almuerzo, y también acuden los que han preferido estar un rato más tomando el sol en la famosa playa de La Caleta, explica el propietario.

Pero ¿Qué ofrece el establecimiento, además de las tortillitas? La carta empieza con un guiño a los turistas, con una pavía acompañada de patatas a la que denominan Fish and Chips, como en Inglaterra. Después vendrían entrantes clásicos como el pescaíto frito, jamón y chacinas, quesos payoyo, ortiguillas y croquetas.

Interior del establecimiento viñero.

Tienen un plato cada vez más extendido, el poke: lo hay de salmón y atún rojo, y aunque en origen este es un plato de pescado, también elaboran uno con steak tartar de carne de ternera de la Sierra. Dan bastante importancia a las ensaladas: tienen cinco, una de ellas vegana. Vicente destaca la de salmón, con espinacas, tomate sherry, nueces, naranja, salmón, vinagreta de naranja «y un ingrediente secreto», o la templada de bacalao, que se sirve a modo de tartar.

También sirven carnes de la Sierra, pescados -explica que utilizan pescado salvaje-, arroces y revueltos (incluyendo uno vegano). Pero hay un un Rincón Vegano específico, con berenjenas y calabacín relleno o hamburguesas vegetales. También hay un apartado para los niños, con un plato estrella: el «Parchis», con minihamburguesas con los colores de ese juego.

Más información sobre este establecimiento, aquí. 

 

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