La Candela cuenta desde hace unos días con una terraza que está situada en la céntrica plaza gaditana.

 

La Candela de Cádiz cuenta desde hace unos días con una terraza, aunque no estén en ninguna de las calles con las que hace esquina, sino con la cercana plaza de la Candelaria.

El establecimiento está situado entre Feduchy y Cardenal Zapata, y hasta ahora no habían podido conseguir velador porque la primera tiene tráfico (allí está la Clínica de la Salud) y la segunda es bastante estrecha. Pero, finalmente, la deseada terraza ha llegado gracias a la reorganización acometida por el Ayuntamiento en las terrazas de Candelaria.

En esta plaza céntrica están las terrazas de Sonámbulo, Contraseña (antes Código de Barra), el restaurante italiano Candelaria, la Peña La Estrella, la heladería El Limonero y El Rincón de Candelaria, todos ellos establecimientos ubicados en la misma plaza. Ya tenían veladores de antes de la reordenación, pero ahora se ubican de forma que se cumple la nueva ordenanza municipal sobre el tema. Y, además, aparece una nueva terraza, la de La Candela, «que solicitó la ocupación de la vía pública con una terraza en la calle Cardenal Zapata, pero ante la imposibilidad de cumplir con la ordenanza se ha reubicado en la plaza de Candelaria, más concretamente en el tramo comprendido entre la calle Montañés y la calle Sacramento, dentro de la plataforma única pero sin invadir la antigua calzada», explica el Ayuntamiento gaditano en un comunicado.

Así, el establecimiento ha conseguido cinco mesas, situadas en la plataforma única pero separadas del tráfico por unos bolardos desmontables. La Candela le ha dado su toque, colocando sillas y mesas de bambú con cojines grandes. Explica desde el establecimiento Víctor Piñeiro que la terraza, que funciona de momento sólo a mediodía, ha tenido muy buena acogida, y el martes ya contaban con reservas para el siguiente fin de semana.

Una de las cosas curiosas desde espacio es que desde la terraza no se ve el restaurante: para llegar a él hay que andar un tramo de unos 50 metros de Cardenal Zapata y girar la esquina. Para facilitar que todo funcione a la perfección, hay un camarero con un pinganillo permanentemente en la terraza, tomando nota de los pedidos y sirviendo a los clientes, y otro que lleva y trae las bandejas desde el establecimiento. Explica Piñeiro que en los hoteles donde hay una zona de hamacas en la que se sirvan bebidas o comida los camareros no es raro que los camareros tengan que recorrer distancias más largas.

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