La Predilecta, uno de los clásicos de la confitería de Chiclana, cierra, dejando para la historia sus merengues, borrachos, huesos de santo y roscones de Reyes

 

Pepi Benitez Causin dificilmente olvidará aquella fecha: 20 de marzo del año 2000. Vivía feliz. Alternaba el cuidado de sus cuatro hijos, dos niñas y dos niños, con la atención al público en la pastelería que habían abierto en La Barrosa. Los dulces de La Predilecta eran una institución en Chiclana y su historia de amor con un confitero que había conocido de jovencita, con tan sólo 20 años iba viento en popa. Hasta le regalaba flores en el desayuno, aunque llevaban ya muchos años juntos.

A Antonio Panes Muñoz se lo llevó un infarto. Se quedó muerto en la calle y Pepi cuenta que desde ese momento «tuve que convertirme de un día para otro en una leona» para hacerse cargo del negocio, los hijos y un montón de cosas que no conocía. No le ha ido mal. Reconocida en el sector, directiva de la Patronal de la Hostelería de la provincia y premiada por su labor empresarial se jubila a sus 67 años. No los aparenta. Es coqueta al igual que sus merengues. Confiesa que lo primero que hace cuando se levanta es arreglarse.Pelo rubio largo, cuidado, ojos celestes y perfectamente conjuntada. Le gusta ir a la playa y disfrutar de sus hijos y nietos. Han sido sus hijos los que la han practicamente obligado a jubilarse porque ella no quería cerrar un negocio en el que se ha pasado gran parte de su vida.

La Predilecta se fundó en 1940. La puso en marcha José Panes Díaz y la puso en la calle de La Vega, una de las punteras de Chiclana. A José le sustituyó su hijo, Antonio Panes Muñoz. Se formó junto a su padre. No sólo mantuvo la tradición familiar sino que engrandeció el negocio. Llegaron a fundar un segundo establecimiento en La Barrosa y sus bizcotelas, bizcochos borrachos o su «matrimonio», un rosco relleno de yema y merengue eran grandes éxitos en las meriendas de la época.

La confitería y cafetería La Predilecta en una foto tomada poco después de su inaugaración. Foto Cosasdecome

La confitería y cafetería La Predilecta en una foto tomada poco después de su inaugaración. Foto Cosasdecome

La muerte de Antonio lo trastocó todo. Tenían entonces cinco empleados. La cosa se complicó tanto que no le quisieron renovar el contrato del local que tenían en el centro. Todo apuntaba a tragedia. «Muchos quisieron comprarme el negocio, pero yo me negué». Pero Pepi no se amilanó y sacó «la leona».

Arregló lo del local de la calle de La Vega y luego encontró otro en la calle Pedro Añeto y allí montó la nueva «Predilecta». Lo mantuvo todo, hasta el logotipo de la firma de esos con el nombre rodeado como de una cinta de las que envolvian antes los dulces. Mantuvo hasta el pastelero Diego Butrón, que ha estado en el obrador de La Predilecta desde 1985 y hasta su cierre el pasado 9 de octubre.

Reconoce que ha aprendido de todo y quiere seguir aprendiendo. Ha hecho cursos pero sobre todo ha observado mucho, para que no se le escape nada. Ahora quiere estudiar y ya está haciendo trámites para entrar en la Universidad para Mayores. Aprendió a gestionar un negocio, a hacer dulces, a atender al público y hasta le dio tiempo a inventer un dulce, el chiclanito, un hojaldre relleno de yema y nata.

«Todo los hemos hecho siempre artesanalmente. Nada de nata de bote y los huesos de santo se hacían en dos días, para que la masa estuviera en condiciones».

Ahora busca a alguien que se quede con el local. «Está intacto, incluso con la maquinaría pero encontrar a alguien que le guste esto, que lo sepa mantener…vamos a ver que pasa».

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El Chiclanito, el dulce creado por Pepi Benitez. Foto: Cosasdecome

El Chiclanito, el dulce creado por Pepi Benitez. Foto: Cosasdecome

 

 

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