Emparejará a las personas afines, que tendrán una hora para conocerse mientras disfrutan de una cena en el restaurante. La iniciativa está abierta a más establecimientos.

 

Una hora en la Divina de El Bosque con una persona desconocida para darle una oportunidad al amor. El restaurante, junto con un informático de la localidad, Rubén Corrales Corbacho, ha puesto en marcha un portal de citas a ciegas, abierto a otros establecimientos y que ya cuenta con una treintena de inscritos.

El propietario del establecimiento, Antonio Galindo, explica cómo funciona el proceso. En primer lugar hay que acceder al portal, que se llama Eat&Date (ver aquí) e inscribirse. Hay que describir algunas características propias y de la pareja ideal, que ayudarán al sistema a buscar a nuestra media naranja a través de un algoritmo. Una vez que se inscriba alguien que tenga al menos un 60% de compatibilidad con otro, se les avisará para que puedan acudir a la cita. Antes de llegar no sabrán el aspecto de la otra persona. Tampoco sabrán si los que cenan junto a ellos, en las otras mesas, son también parejas a ciegas, porque se intenta que prime la discrección por encima de todo.

La pareja tendrá 60 minutos para comer y conocerse en un ambiente acogedor. Se ha marcado un tiempo para que reaccionen y se propongan encandilar a la otra persona activamente, pero si pasa la hora y se ve que hay conexión, no habrá interrupciones.

Explica Galindo que, aunque esa noche no se encuentre la media naranja, al existir una selección previa en base a gustos y aficiones, al menos debería haber una agradable charla y seguramente una amistad. En el peor de los casos, al menos se habrá disfrutado de una buena cena que, por cierto, cada uno pagará por separado (cuesta 50 euros), por lo que no se evitará un momento que suele ser incómodo.

La iniciativa no está limitada a La Divina; la idea es hacer una red de establecimientos donde vivir estas citas a ciegas, por lo que en la web se hace también un llamamiento a los dueños de locales de diseño que quiera participar en el proyecto.

Aunque la iniciativa estaba hasta ahora en fase de pruebas, ya hay treinta inscritos en un sistema, que ve posibilidades en una docena de parejas. De hecho, alguna ha cenado ya y aunque «saltaron chispas», no se sabe qué ocurrió después. Y es que el seguimiento es opcional, ya que priman, explica Galindo, la confidencialidad.

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