La taberna, que cumple ahora 30 años y que mantiene practicamente intacta su carta, ofrece un centenar de propuestas basadas la mayoría de ellas en el pan, combinado con productos de calidad
Le pusimos «La Chimenea» porque queríamos que fuera un sitio con calidez, que fuera acogedor. La chimenea tiene un aspecto entre taberna española de toda la vida y un guiño al pub inglés. Barra y techo de madera, jamones colgados en la pared y una pizarra enmarcada con azulejos donde se anuncian, con tizas de colores, los atractivos de la casa.
El sitio es pequeño, barra larga, con taburetes y la cocina a la vista. A la derecha algunas mesas y fuera una pequeña terraza cubierta. Para dar idea del ritmo del local, se encargan de atenderlo hasta trece personas, todas mujeres y ataviadas con unos delantales como vaqueros. Pero a pesar de ser un sitio de bulla, el espacio emana cierta sensación de tranquilidad. No sabes muy bien porqué, pero tiene magia…Bueno si sabes muy bien porqué, simplemente porque está todo muy trabajado.

Así es La Chimenea por dentro. Foto: Cosasdecome.
Juan Carlos Sánchez García, nacido en Madrid, tenía entonces 33 años e Inmaculada Vallejo 27. Ellos fueron los fundadores del espacio. Encontraron un local en el centro que tenía una característica muy particular. Tenía una sola planta. «No había vecinos a los que pudieramos molestar con la actividad». La idea la estuvieron afinando durante varios años. Baste un dato, para encontrar el jamón que sirven en el establecimiento «estuvimos un año recorriendo sitios de Salamanca y de Huelva hasta encontrar lo que queríamos. Solo te diré que lo traemos de Huelva. El sitio de donde lo traemos no se lo he dicho ni a mi madre» señala risueño Juan Carlos Sánchez.
La oferta del sitio es muy sencilla. No hay cocina. Tan sólo una parrilla donde se asan algunas carnes y las famosas minihamburguesas del local y dos grill en los que se tuesta el pan, la clave de este establecimiento. Tardaron en elegirlo más de 3 meses. La panadería Mipan de La Línea les iba presentando «prototipos» hasta que encontraron uno «que fuera ligero y que no restara protagonismo a los productos que le ibamos a poner». Todavía hoy en día siguen manteniendo el mismo pan, que hace ahora Miguel García Rocha, el hijo del panadero que lo creó.

Montadito de La Chimenea. Foto: Cosasdecome.
Juan Carlos Sánchez e Inma Vallejo señalan que la clave de este sitio, que se sigue llenando 30 años después, es ofrecer buena materia prima a buen precio y con buen servicio. «Llenamos desde el primer día. Existió una conexión del público desde el primer momento».
Los montaditos y los canapés, una tapa muy característica de La Línea que consiste en pequeñas tostas con productos exquisitos por lo alto, constituyen en eje de la carta.
Canapés: la tapa estrella de La Línea llegó desde Madrid en la década de los 80
Tienen un total de 31 canapés, 19 montaditos y una especialidad que introdujeron en el Campo de Gibraltar que fueron las roscas de pan, unas barras de forma circular rellenas por ejemplo con lomo de cerdo, queso e higos o con salmón o bacalao.

Rosca de pan. Foto: Cedida por La Chimenea.
Destacan que han escogido siempre mucho los ingredientes. «De hecho la carta practicamente no ha variado y los proveedores siguen siendo, en su mayoría los mismos». La Chimenea se convirtió en uno de los locales de referencia en el Campo de Gibraltar. Llegó a salir en guías de prestigio e Inma Vallejo recuerda que incluso «recibimos una petición desde Australia para hacer una pequeña boda en el establecimiento, que estuvimos preparando durante meses. Fue muy divertido».
Sin embargo, la Pandemia obligó a cerrar el establecimiento. «En un local tan pequeño como el nuestro era imposible abrir con las condiciones de separación entre clientes». Juan Carlos Sánchez e Inma Vallejo decidieron no reabrir el establecimiento. «Creíamos que la historia había terminado. Estabamos cansados y consideramos que era el momento de ponerle final al proyecto». El sitio no volvió a abrir tras la pandemia, pero en la historia se cruzó un antiguo cliente de la casa. «Yo siempre iba allí con mis amigos. Era nuestro punto de encuentro en cualquier salida. Primero que nada nos tomábamos algo allí y luego ya veriamos». Estas palabras son de Amael Jiménez, un profesor de Educación Física de 38 años y amplia experiencia en la gestión de establecimientos hosteleros, que les propuso ponerse al frente de la reapertura del local.

El exterior del establecimiento llama la atención. Foto: Cosasdecome.
Las conversaciones cuajaron y en el año 2022 el establecimiento volvió a abrir sus puertas con una estética y una oferta gastronómica idéntica a como cerró. «Fíjate si hemos respetado todo que hasta la persona que escribe los letreros en las pizarras es la misma».
La clave de La Chimenea siguen siendo sus propuestas metías en pan, sus platos de chacinas y algunas carnes de ibérico o de vacuno que sirven al peso tras elaborarse en la pequeña parrilla que tienen a la vista del cliente. Si no se piden estas carnes la factura en el establecimiento no suele superar los 15 euros por persona. Practicamente todas las tapas están entre 2 y 4 euros.
Amael, que destaca la colaboración en todo momento de Juan Carlos e Inma señala «que nuestra intención es seguir igual, porque es algo que funciona y cuando eso ocurre lo mejor es no tocar nada. Es difícil encontrar bares con tanta personalidad y estas joyas hay que conservarlas».
Horarios, localización, teléfono y más datos de La Chimenea, aquí.
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