Los vinos se comercializan bajo la denominación de Marismas de Macharnudo y ya se pueden encontrar en las tiendas especializadas.

 

La bodega jerezana Santa Petronila presenta sus nuevos vinos, comercializados bajo la denominación de Marismas de Macharnudo. Se trata, explica Agustín Benjumeda, de un Chardonnay ecológico y de un Palomino de cepas viejas.

El nombre de Marismas de Macharnudo hace alusión a la historia de los terrenos. Hace poco más de dos mil años, el Guadalquivir y el Guadalete aún estaban hermanados formando la Isla Eritía en el Golfo Tartésico donde desembocaba el Lago Ligustino, «zona de islas, islotes, penínsulas, canales y barbas. Una de esas barbas era el fondo del Valle de Macharnudo que emergió, dejando ver su fina tierra de albariza durante milenios sumergida. Esas corrientes salinas, aun discurren por debajo del valle, para dar carácter al fruto de las cepas viejas de Santa Petronila», explican desde la bodega.

En la actualidad, en los terrenos crecen la uva Palomino de cepas viejas, y cepas en ecológico de Moscatel, Pedro Ximénez y Chardonnay. Las tres primeras son las que se utilizan para elaborar los vinos del Marco de Jerez. La tercera «tanto se adapta a la albariza de Champaña como de la campiña». Esta pequeña bodega tiene una producción muy limitada, y hace unos días Benjumeda presentó sus nuevos vinos junto a su esposa Brita Wergeland y Eva Espinosa, enóloga de Distribuciones Merino. Santa Petronila sigue con estos nuevos vinos su línea de ofrecer unos vinos secos y gastronómicos, es decir, unos vinos pensados para acompañar las comidas por su carácter fresco, y cuyo gusto revela que la uva se ha criado en tierra albariza; concretamente, en la de Macharnudo Bajo.

Cata de uno de los nuevos vinos. Foto cedida.

El nuevo vino de Palomino es un blanco de pasto (puedes saber más sobre los vinos de pasto aquí), seco, de 13,5 grados. La uva de la variedad Palomino de cepas de más de 40 años fermenta al natural, en depósitos sin control de temperatura. El vino permanece seis meses en depósito, otros tantos en botas de Jerez y un año en botella. Se embotella en rama, con tan solo una leve filtración, y tiene un color oro pálido. Según la nota de cata, en nariz tiene una «armoniosa leve fragancia, fresca mineralidad del terruño albariza», y en boca es «seco, agradable acidez, mineralidad albariza».

Marismas de Macharnudo Chardonnay es también un vino de pasto ecológico. Con 13 grados, el proceso comienza igual que el anterior: en depósitos sin control de temperatura, donde permanece al menos un año. Después está un año en botella, y se embotella en rama.

El resultado es un vino oro pálido brillante. En nariz tiene una «armoniosa fragancia, aromática, fresca, Chardonney de albariza» y en boca es «muy fresco, seco, alegre, agradable acidez, mantequilla, mineralidad con recuerdos entre cítricos y tiza». Se sirve frío, entre los 7 y los 10 grados, preferentemente antes de los dos años, y se aconseja para acompañar ensaladas, sushi o pescados.

Ambos vinos ya se pueden encontrar en las tiendas especializadas y en la propia bodega (puedes ver más sobre ella en su web) y Agustín Benjumeda ya anuncia cuál será el próximo vino que se comercialice bajo la denominación de Marismas de Macharnudo: un vino también seco, pero elaborado con uva moscatel.

Más sobre Santa Petronila aquí.

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