La ciudad registra en los últimos meses la apertura de una docena de nuevos establecimientos que buscan el lado sibarita. Esta alta actividad coincide con el interés municipal por aspirar a ser capital gastronómica en 2026
Jerez está en estado esfervescente desde el punto de vista gastronómico. En los últimos meses el número de nuevas aperturas relacionados con el lado más sibarita del sector ha alcanzado la docena de espacios, una cifra bastante llamativa. Este movimiento «al alza» de sector hostelero jerezano coincide con el anuncio realizado por el Ayuntamiento de intentar aspirar a convertirse en capital gastronómica en 2026, un título que ya ostentó Sanlúcar en 2022 y que le ha traido a esta ciudad importantes beneficios.
Actualmente Jerez ya es la segunda ciudad de la provincia en cuanto a estrellas Michelin, con un total de 3, repartidas entre dos establecimientos (Lú Cocina y Alma y Mantúa), unos números que tan sólo mejora El Puerto con 4 estrellas. La ciudad ostenta también el lado más pujante de la provincia en torno al vino y su cocina popular es una de las más atractivas de la zona.

Comedor de La Carbonería. Foto: Cosasdecome.
La Carbonería ha sido uno de los proyectos más llamativos que se han puesto en marcha en el centro de la ciudad. El restaurante ocupa dos plantas muy cerca de la plaza del Arenal. La apuesta es del hostelero local Juan Manuel Gil, que ya regenta desde 1995 otro conocido local del centro, El Almacén.
Su proyecto es importante. El sitio está decorado con mucho gusto y con guiños a la historia de la ciudad ya que parte del mobiliario son estanterías de la antigua sastrería Juva. Hay dos plantas, la baja dedicada más bien al picoteo y presidida por un patio con un árbol en el centro y una segunda de mesa y mantel. En lo gastronómico la oferta se centra en algo inédito hasta ahora en la ciudad, la fusión entre la cocina gaditana y la italiana, dos culturas que tienen mucho en común y una relación de siglos, no se trata de ningún invento alocado. Para dar cuerpo a la idea Gil ha puesto al mando de las cocinas a Carlos Herrero, un cocinero jerezano bastante conocido por su cocina innovadora, especialmente cuando estuvo en Cuchara de Palo. En la carta platos curiosos como una pasta italiana con galeras y langostinos o una sopa tomate combinada con burrata.
La Carbonería se sitúa en una zona con amplia competencia en lo que es la gastronomía de calidad. En pocos metros coinciden La Cruz Blanca, Amar, el bar Juanito o Albores y un poco más alejados están otros tres locales también muy consolidados como la taberna Jerez, el tabanco Las Banderillas o La Marea de Marcos, una referencia en la provincia en el tratamiento del marisco.
Arima
Por la zona también ha apostado una pareja de hosteleros proveniente de la alta cocina, el cocinero Alejandro Bazán y la jefa de sala Mariana Sánchez. Ambos son de Jerez. Han estado trabajando varios años en la alta cocina en el País Vasco y ahora han apostado por abrir Arima, una especie de taberna de altos vuelos en el centro de Jerez, muy cerca de la calle Corredera, otra de las zonas más concurridas de la ciudad. El local es pequeño y todas las mesas son altas pero tanto la oferta de vinos como la gastronómica está cuidada y roza la alta gastronomía, aunque con una puesta en escena más informal.
Nuna Restobar
Otra pareja, Roger Vera y Cristina García también han montado proyecto gastronómico en el centro, Nuna Restobar. Primero en la calle Leones y ahora en Guarnidos, también cerca de la plaza del Arenal. Vera también procede del mundo de la alta cocina y ha trabajado en locales como Lú Cocina y Alma (dos estrellas Michelin) o en Sarmiento, el restaurante del prestigioso cocinero Fran Oliva. La apuesta es por la cocina fusión, con mucha cocina latinoamericana. Ambiente informal pero también guiños a la cocina de calidad.

Cristina García y Roger Vera en su establecimiento. Foto: Cedida.
Matria
En la calle Medina, también en el centro, otros dos cocineros jerezanos con experiencia en alta cocina, Mario Pizarro y David Ripalda, han puesto en marcha Matria. Ocupan el local de todo un símbolo de la hostelería jerezana, el bar Jerez, que han transformado en Matria, un nombre con el que quieren homenajear, de una manera divertida y original, la cocina de las madres. Acaban de dar un paso adelante en su propuesta gastronómica, que roza también la alta cocina, con la puesta en marcha de dos menús degustación. Fusionar las papas aliñás con la pringá o ponerle un toque oriental a la fritura de adobo son algunos de sus atrevimientos, dentro de una continua experimentación con el recetario local.

Mario Pizarro y David Ripalda de Matria. Foto cedida.
Asidonia
La alta cocina también se ha instalado junto a la catedral de Jerez, uno de los monumentos más importantes de la ciudad. Allí ha abierto el hotel Sidonia y, dentro de él, el restaurante Asidonia. La oferta gastronómica del sitio cuenta con dos espacios, una cafetería en la planta baja y un restaurante de mesa y mantel en el primer piso. A cargo de la oferta gastronómica está el cocinero Alejandro Sánchez Soto, alumno de la Escuela de Hostelería de Jerez y que ha encabezado ya varios proyectos de alta cocina en la provincia. La carta que ofrecen es bastante variada y toca todos los palos con paradas más detenidas en el atún rojo o en los arroces.

Uno de los llamativos platos de Asidonia. Foto: Cedida.
Jindama y Jaleo
Uno de los últimos descubrimientos de la cocina jerezana es Manuel Loreto. Sobrino de Manolo Valencia, uno de los pioneros en la gastronomía innovadora en la provincia de Cádiz, su discurso gira en torno a fusionar la cocina gitana, de gran tradición en la ciudad con joyas como la berza, con la comida callejera internacional. 2024 ha sido un año especialmente importante para él. A principios de año puso en marcha «Jaleo», en la plaza del Clavo. El sitio está en la misma línea de Arima y cuenta con barra y mesas altas en el interior donde ofrecen una cocina desenfadada pero con toques de alta cocina. No hacen reservas y Manuel señala que en esta barra ofrece «la cocina que me enseñaron las tatas». No falta la carne en tomate ni las albóndigas, aunque también suelen tener algún toque creativo.
Pero en diciembre el cocinero ha dado un paso muy importante, la reapertura de su restaurante Jindama, el que le dio fama en el año 2020. Para la reapertura ha escogido una antigua bodega en la calle Angostillo. El espacio impone: techos altos, paredes de piedra y una zona de barra con una estética llamativa. En lo que es comé se vuelve al espíritu del establecimiento primigenio con propuestas como un perrito de berza gitana o unos «nachos por Jerez», en el que los famosos triángulos de maiz mejicano se arrejuntan con pisto y huevo frito.
La Gloria Taberna
El triángulo de bares antiguos de Jerez recuperados se complementa con La Gloria Taberna, en la calle Arcos. Esta taberna sustituye al «Mesón de Paco», un paraiso para los amantes de la cola de toro o la carrillada, dos «grandes» de la cocina de mojá pan jerezana. El local lo han puesto en marcha tres socios que eran clientes habituales de este establecimiento. Se trata de Amaro de la Calle, Alejandro Guerrero y José García, con tres perfiles diferentes pero que cubren tres aspectos imprescindibles en el negocio. En las cocinas oficiará Alejandro Guerrero, formado en las escuelas de Hostelería de Jerez y de Cádiz (la Fernando Quiñones) y con experiencia en Aponiente en la provincia y, ya en la capital española, en restaurantes de cocineros con tanto renombre como David Muñoz o Alberto Chicote.

Ensaladilla de La Gloria Taberna. Foto: Cedida.
El responsable de sala es José García, formado en la Escuela de Hostelería de La Taberna del Alabardero de Sevilla, y con experiencia de restaurantes de la talla de Mugaritz, o Quique Dacosta (donde ofició como jefe de Sala) o Mantúa de Jerez, entre otros. El tercer socio es Amaro de la Calle, responsable de la firma Gloria Vendimia y que se encarga de todo lo relacionado con el marketing. Hay almejas a la marinera, croquetas del puchero, todo clásico pero con un punto de innovación.
Albariza en las venas
En esta «esfervescencia» de aperturas interesantes hay también un par de ellas que están muy relacionadas con el vino. En este campo abrió el pasado mes de junio «Albariza en las venas». El sitio está en Divina Pastora y lo han puesto en marcha dos «coquitos» del mundo del vino. La historia comienza cuando Rocío Benito y el enólogo Juan Carlos Vidarte se conocen haciendo la vendimia en la bodega jerezana Luis Pérez, y descubren que tienen una visión similar sobre el vino. Juan Carlos, jerezano y de familia hostelera, llegó a la bodega tras estudiar Enología y trabajar tanto en la Ribera del Duero como en el Faro de El Puerto. Rocío, vallisoletana, ha sido sumiller en restaurantes de tanto renombre como el zamorano Lera, el vallisoletano Ambivium y el gaditano Tohqa. En Dubái era jefa de sumilleres en el restaurante Jaleo de José Andrés. Fue elegida entre las Promesas de la Gastronomía por el Basque Culinary Center.
Su propuesta está a medio camino entre la vinoteca y el bar de vinos, la visión renovada de las antiguas tabernas. Los vinos se pueden comprar para llevar pero lo más atractivo es copearlos con algunas tapas frías de calidad.

La barra de Albariza en las venas. Foto: Cedida.
Botagorda
Botagorda, un proyecto puesto en marcha en septiembre, va en la misma línea de cuidar el mundo líquido. Su carta de vinos tiene 300 referencias. Están en la plaza de Vargas, en el centro y también se inscribe dentro de lo que está viniendo en llamar «bar de vinos». Botagorda tiene tres espacios diferentes: la zona de barra y mesas altas; una zona de mesas bajas donde se puede comer, sala de catas y exposiciones; y un reservado para eventos. Todo repartido en 240 metros cuadrados que fueron una antigua cochera y donde se conservan muros de piedra.
La iniciativa es de Rafael Romero y José Ignacio Martín, ambos con largo vínculo con la hostelería y el vino.

Comedor de Botagorda. Foto: Cedida.
Big John
Pero los proyectos interesantes no solo están en el centro de la ciudad, también en las zonas más modernas han abierto cosas de lo más interesantes. El más llamativo quizás sea la llegada a la ciudad de Juan Ruiz Henestrosa, el que fuera uno de los grandes responsables del éxito de Aponiente, el tres estrellas Michelin de El Puerto. Ruiz Henestrosa abrió en la primera mitad de 2024 «Big John» un restaurante basado en las hamburguesas pero que va mucho más allá y propone algo inusual, combinar este producto, tradicionalmente relacionado con la cerveza, con vinos de calidad e incluso con espumosos o con olorosos jerezanos de larga crianza.
Niloo
Atención al nuevo proyecto surgido en el parque González Hontoria, donde se pone la feria de Jerez. Allí acaba de abrir «Niloo». El sitio llega con credenciales importantes. Por un lado el espacio ha sido diseñado por Christian Harhoff, un interiorista de mucho prestigio y que ha puesto su «varita mágica» en muchos proyectos de prestigio de la ciudad. El nuevo local de dos plantas está a cargo de los hermanos Paco y David Rodríguez, del Grupo Casino Sevilla, Manuel del Castillo, cocinero y propietario de Catering Medinaceli, y Fernando Basañez.
Con dos grandes jirafas sobre una especie de bosque de color azul como entrada al establecimiento ofrecen una carta de aires innovadores, pero sin perder de vista los arroces. La cosa se complementa con las copas de después de almorzar y cenar.
Boreal
En la avenida Caballero Bonald, también cerca de Bib John o de uno de los grandes de la hostelería jerezana, los hermanos Carrasco, también ha abierto «Boreal», un local amplio que ha puesto en marcha el cocinero José Vega, que se hizo muy conocido cuando estuvo a cargo de El Almacenito. El sitio, con una decoración con numerosos elementos vegetales, tiene un comedor muy luminoso y luego terraza. La oferta gastronómica muy variada y con llamadas a otras culturas como la oriental o la mejicana. Además de las carnes, un tema que siempre ha trabajado bien Vega, también especialidad en pulpo, un producto menos visto en Jerez y que ofrecen de hasta cinco formas diferentes.
…Y además
Y aquí una ruta en video por las mejores ensaladillas de Jerez, una de las tapas características de la ciudad: