Lo peculiar de la vendimia 2018 decidió a la bodega portuense a renunciar a la maduración en roble que había empleado en anteriores añadas.

 

En esta ocasión, el camaleón con el que Forlong distingue sus vinos de tintilla le ha tomado cariño al ánfora. Otras añadas habían madurado seis meses en estos recipientes y otros tantos en barrica. Pero la vendimia de 2018 fue tan peculiar, que en la bodega se plantearon que este camaleón no pisaría la madera de roble.

«No todas las añadas son concentradas en el Marco de Jerez», explican desde la bodega. Y la añada 2018 «es una de esas donde los planetas se alinearon para hacernos puramente zona Atlántica». Y es que ese año llovió bastante y el verano fue bastante frío, con un mes de julio con días bastante frescos, y un agosto con una segunda semana de Levante que adelantó un poco una vendimia que se pronosticaba tardía. La tintilla de Rota es una variedad de ciclo largo, es decir, de las últimas en recogerse. Incluso llovió los días previos a su vendimia. «Todo esto hizo que tuviésemos una de las añadas mas peculiares con las que nos hayamos encontrado con esta variedad».

El resultado es una tintilla con una graduación alcohólica bastante menor a las que estamos acostumbrados (13 grados) y con una tonalidad bastante clara. «Con la misma elaboración inicial que su tintilla predecesora, esto nos hizo decantarnos por una crianza en ánfora de barro de 12 meses, para así respetar al máximo la frescura y los aromas primarios además de darle un carácter pétreo tan característico de este tipo de recipientes», explican.

Así es como nació el Forlong Ánfora 2018, 6.000 botellas de un vino ecológico que ya está en el mercado.

Según la nota de cata, se trata de un vino con una tonalidad cereza con leves tonos violáceos, «una lagrima densa que desliza bien por el borde de la copa».

«En nariz, apreciamos una sensación floral de violetas y algo de flor blanca, acompañado de aromas de fruta roja ácida como la grosella, a copa en movimiento, aparecen esos toques característicos de la variedad como son el laurel, la pimienta negra o incluso algo de cayena». Para catarlo en boca, desde la bodega recomiendan cerrar los ojos «y apreciar esa sensación de vino blanco denotada por su frescura». El nuevo miembro de la familia Forlong tiene una sapidez muy marcada con la salinidad característica de los vinos de la zona.

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