Plaza Madre de Dios sin número
Los orígenes de Bodegas La Cigarrera se remontan a 1758 cuando el destacado mercader D. Joseph Colóm Darbó, oriundo de Barcelona y establecido en Sanlúcar, toma a censo unos inmuebles ubicados en el Callejón del Truco, propiedad de los Mercedarios Descalzos donde iniciaría un negocio de vinos. Desde entonces el negocio se ha ido ampliando y transformándose. Actualmente está la parte de la bodega, en manos de la familia Hidalgo, y la taberna, que gestiona desde 2014 José Antonio Soto.
El establecimiento es muy amplio y cuenta con un patio. Ofrecen tapas y raciones de corte tradicional, una carta amplia que incluye mariscos, pescados, salpicón, salmorejo, pastel de atún o guisos marineros (choco a pan frito, atún encebollado, cazuela de corvina)… entre otros. Uno de sus puntos fuertes es la posibilidad de llevar allí productos comprados en el cercano Mercado de Abastos, que cocinan sobre la marcha en el establecimiento.
Además, los vinos que elabora la bodega La Cigarrera se pueden tomar allí y también comprar, puesto que cuenta allí mismo con despacho de vinos.
El buen tamaño del establecimiento le permite acoger celebraciones de hasta 150 personas, aunque Soto advierte de que hay que consultar con tiempo la disponibilidad porque no suelen acoger celebraciones los días de más afluencia de público, como los sábados.
El gerente destaca que el establecimiento se encuentra «en el corazón de Sanlucar, a 30 metros de las Covachas y el Mercado, donde el tiempo se detiene».
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