La Pirulina tiene detrás una curiosa historia, la del matrimonio formado por Kiko Rodríguez y María José Álvarez. Empezaron con una empresa de picos en Jerez, pero la crisis les obligó a dar un rumbo diferente a su vida, y lo hicieron a bordo de una furgoneta. En 2014 fundaron La Pirulina, una gastroneta o Foodtruck creado con un remolque con más de 40 años, que convirtieron en un despacho de dulces de pastelería creativa, crepes, zumos de frutas granizados y en verano, helados. En la actualidad sigue en el negocio María José Alvarez.
El local cuenta con una pequeña terraza y ofrecen meriendas con gofres, crepes, tartas y batidos elaborados en el establecimiento. También helados tailandeses, unos helados que se hacen al momento y delante de quien la pide en una plancha a menos veinte grados centígrados.
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